Ing. Ramón Arturo Guerrero Valera -In Memorian

Ing. Ramón Arturo Guerrero Valera -In Memorian

Lo conocí en el año 1970 cuando entramos juntos a la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UASD, ilusionados en aprender lo que hacia falta para revolucionar el campo. Estaba en su apogeo la revolución verde cuando nuevas variedades y nuevos métodos para fertilizar los suelos y atacar las plagas y enfermedades, eran presentados como fórmulas agroquímicas salvadoras.

El primer encuentro no tuvo nada de particular y fue tan normal como con los otros 95 estudiantes que iniciábamos en ese momento la carrera de agronomía en la UASD. El grupo era muy grande y la clase debió dividirse en dos: A y B. Ramón Arturo y yo quedamos en el A. Ahí comencé a conocerlo a profundidad.

Hago un paréntesis para observar que con el dato que acabo de dar se puede evaluar la potencialidad que los jóvenes de ese entonces veíamos en la agricultura. Hoy en día hay semestres que no se inscribe nadie para estudiar agronomía. Y con razón, lamentablemente. Solo hay que ver los sueldos de miseria que ganan los que aun intentan vivir asalariados de esa profesión.

Ramón Arturo no era un dechado de virtud disciplinaria pero en cambio tenía una inteligencia superior. Era de esos seres que no necesitaban comer libros para aprendérselo todo. Nunca se le vio con un bulto o una mochila cargada de libros. Apenas usaba un cuadernillo para tomar notas, a veces doblado para colocarlo en el bolsillo trasero de su pantalón. En los exámenes, era casi siempre el primero que entregaba y no acostumbraba a revisar lo que escribía.

En la universidad militaba bandera en manos en el grupo de los CORECATOS, desprendimiento Social Cristiano que se alineaba con el pensamiento del sacerdote guerrillero colombiano Camilo Torres. Como dirigente estudiantil respondiendo a los Comités Revolucionario Camilo Torres, como yo que primero lo era del FUSD-PRD y luego del FEL-PLD, nos encontramos muchas veces en las reuniones de estudiantes-profesores y en los organismos de co-gobierno universitario en los que llegamos a coincidir.

Nuestra época de estudiante fue la de la lucha por el medio a millón en la UASD, de manera que también nos tocó en numerosas ocasiones movilizarnos juntos en diferentes barrios de la Capital. En ese entonces para muchos, ser revolucionario y apoyar la lucha de la UASD era provocar desórdenes, volcar zafacones de basura en las calles y tirar piedras a diestra y siniestra, sin embargo, Ramón Arturo y yo hicimos un pacto que marcó la diferencia: nunca nos sumaríamos al desorden ni al caos como forma de protesta.

Apreciado por todos por su don de gente, nunca que yo recuerde tuvo una pegada que lo llevara a enemistarse con algún compañero. Era sin embargo un tanto ermitaño, no dado a cultivar la amistad de grupos. No obstante, ante su muerte el pasado día 2 de abril, un colega expresó: “siento como si hubiera perdido un brazo”.

Teníamos casi la misma edad, apenas me llevaba 11 días, y él, como muchos del signo libra, ciertamente no hablaba extendido pero cuando lo hacía, con frases cortas o largas, era certero. Tenía una memoria prodigiosa y una cultura muy elevada, y con esos dones la capacidad de dar respuesta casi a cualquier cosa de inmediato.

Desde temprano después de graduado orientó su ejercicio profesional en la entonces Secretaría de Agricultura, por el lado de la comunicación social, área en la que trabajó durante muchísimos años, hasta convertirse realmente en periodista especializado como corrector. En esa tarea me lo encontré en innúmeras ocasiones en este diario.

Humilde, nunca quiso más de lo que necesitaba. Tenía personalidad propia, era quien era: Serio, honesto, diferente, único. No se parecía a nadie. Nunca le pregunté qué pensaba de los conquistadores, pero un dato lo refleja: todos sus ocho hijos llevan nombres de origen indígena.

A treinta días de su partida, hoy me pregunto, como todos lo hacemos cuando se nos va un ser querido ¿por qué no lo busqué y lo abracé más en los últimos años?

Descansa en paz Ramón Arturo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas