Roma. Hecho con ingredientes naturales, sin aditivos y servido a una temperatura que permita saborear su cremosidad, así es el auténtico “gelato” italiano, defendido por asociaciones que protegen a los consumidores en Italia y que luchan contra los establecimientos que venden helados de baja calidad.
Saborear un refrescante helado, en tarrina o en barquillo, y pasear al mismo tiempo por las calles de Roma, Venecia, Florencia o Nápoles, es uno de los mayores placeres al que los turistas que visitan el país raramente suelen renunciar.
Cuando se habla del helado es inevitable pensar en Italia, es más, disfrutar de este postre es también una de las mejores maneras de conocer las maravillas del país a través de sus sabores.
Chocolate, vainilla, fresa o limón son algunos de los gustos más demandados a la hora de pedir un helado, pero no solo, pues en los últimos años este postre ha evolucionado y es frecuente encontrar en las tiendas sabores de “pitufo”, “donuts”, “ferrero” o “tarta de queso».
Ante la gran oferta de helados y la importante demanda del producto por parte de los turistas que aterrizan en el país y de los propios italianos, han surgido asociaciones y organizaciones que protegen los derechos de los consumidores frente a la publicidad engañosa y que luchan contra los comercios que venden helados de mala calidad.
“En las localidades más turísticas hay muchos establecimientos que ofrecen helados que no son buenos. Por ejemplo, hay localidades que se encuentran en la zona del Lago Como en las que es imposible encontrar un helado bueno”, lamentó el abogado Enrico Venini, miembro de la asociación que protege los derechos de los consumidores Codacons, en una entrevista con Efe.
Codacons es una asociación privada, pero cuenta con financiación pública de la región de Lombardía, en el norte del país.
Según Venini, algunos establecimientos se aprovechan de que “muchas veces los turistas no reconocen un buen helado” para vender los “hechos con preparados aditivos, leche en polvo, fruta congelada o incluso con preparados de fruta, no con la propia fruta natural, cortada y fresca” y obtener, así, mayores beneficios.
“Hay tiendas que lo hacen de esta manera porque reducen los costes e incrementan los beneficios con las ventas. Utilizan productos más baratos, necesitan menos tiempo para hacer los helados y así pueden hacer más, y también precisan de menos personal”, explicó.
El resultado- helados que “no tienen el sabor que deberían tener, por ejemplo si es de fruta, no se han preparado con fruta sino con polvos aditivos y el sabor es difuso y excesivamente dulce».
Por el contrario, el auténtico “gelato” italiano es el producido en el mismo día, hecho con ingredientes naturales, sin aditivos ni colorantes, y que “sabe a lo que debe saber, es decir, si es de plátano, sabe a plátano, si es de vainilla, sabe a vainilla».
Además, a la hora de servir un buen helado italiano interviene otro factor- el de su temperatura. En este punto, se desmiente la idea de que el helado debe servirse frío, sino que su temperatura debe ser la “adecuada para presentar un helado que no esté duro, sino que permita saborear su cremosidad y no tenga cristales de hielo».
Venini señaló que el consumidor italiano es “exigente” y prefiere “el helado tradicional, artesanal, el buen helado».
Por eso, asociaciones como esta trabajan para “informar al consumidor” para que “busque la mejor calidad”, y también luchan contra la publicidad engañosa.
En este sentido, Codacons ha presentado recientemente un escrito a una conocida cadena de helados italiana para que suprima de sus anuncios la palabra artesanal.
Esta empresa “decía que su helado era artesanal, pero produce helado en un único centro en Turín y después lo congela y lo distribuye a las demás heladerías que tiene en el país y en todo el mundo”, recordó Venini.
“El consumidor tiene la idea de que el helado artesanal es producido el mismo día, o como mucho el día anterior, en la misma trastienda de la heladería donde se vende.
Ellos haciéndolo como lo hacen no pueden decir que tienen un helado artesanal”, agregó. Y la reclamación ha surtido efecto- la cadena ha eliminado la palabra “artesanal” de su página web y de sus anuncios publicitarios.