NUEVA YORK. Tom Dierker pasó el año pasado viviendo en una casa rodante. Él tiene cable y electricidad, pero no tiene agua.

“Uno busca resolver en los alrededores cuando se necesita usar el baño”, dijo un jefe de restaurante de 43 años en R. Rooster BBQ. “Yo uso el baño en el restaurante y me baño en el gimnasio”.

Dierker se mudó a Dakota del Norte con la esperanza de que el boom del petróleo de esquisto de la región Bakken, que ha creado decenas de miles de empleos, generara demanda por servicios.

Pero lo que sería una acomodación temporal ahora se ha vuelto una vivienda permanente por la escasez crónica de viviendas.

“En cualquier otra ciudad, si le dices a alguien que vives en una casa rodante o en un auto, la gente pensaría que tú eres extraño. Pero aquí puedes tener un ingreso de $100,000 al año y puedes estar viviendo en un auto. Es normal”, dijo Dierker.

El boom del petróleo se conoce como el equivalente de la fiebre de oro que tuvo lugar en California en los años 1800.

Los 12 condados de la región Bakken se extienden sobre gran parte de Dakota del Norte y partes de Montana que han visto incrementar su población laboral en  un 70% desde el 2010, principalmente guiada por los trabajadores de oleoductos y los de las industrias marginales buscando empleos de alto nivel salarial.

Los recién llegados arrasaron con las viviendas del mercado y aumentaron así los precios por casi un 30% el año pasado, hasta un promedio de US$253,000, de acuerdo con  Realtor.com.

Los alquileres también se han acelerado mientras el costo de estadía de una noche en un hotel ha subido por encima de los $300, rivalizando con  Nueva York.

Hasta el estacionamiento para un tráiler puede costar un máximo de US$800 al mes.

Tom Rolfstad, director de Williston Economic Development, una organización sin fines de lucro que ofrece servicios de ubicación y expansión para nuevas empresas: “Le decimos a las personas que se organicen bien antes de llegar aquí”, manifestó.

La sobrepoblación ha resultado en un incremento de la delincuencia, tapones de tráfico, agitados bares y restaurantes, basureros desbordados y largas colas en las tiendas de abastos y comestibles.

“Estamos trabajando duro para ponernos al día en materia de viviendas, pero es un reto”, dijo el director de Williston Economic Development.