Hoy 
Algunas dadivosidades con cargo al Erario para el supuesto fin de proteger a los partidos políticos reconocidos de caer en la aceptación de aportes financieros de mala honra no deberían resultar de tan alto costo para los contribuyentes que de sus bolsillos han visto dirigirse sin su consentimiento a arcas partidarias ocho mil millones de pesos anuales en promedio. Se trata de organizaciones cuya vigencia y legitimidad deben derivarse de una vida pública que demuestre compromisos con las causas de la sociedad y limpidez de trayectoria e intenciones de sus dirigentes; y no que al estrenarse en la palestra pasen al Presupuesto Nacional creándose una subordinación al asistencialismo oficialista que genera dependencia como ocurre ahora con sectores de la economía que se aferran con pegamento a las exenciones. El respaldo institucional a las prácticas democráticas no debe seguir siendo de varios dígitos y pasar de inmediato a los recortes que desde el sector público generalicen el ahorro y la frugalidad.
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Auxilios en metálico de cortos períodos en los comienzos y en jornadas electorales como incentivos para que tengan que agenciarse recursos limpiamente en la colectividad como logran entidades humanitarias de prestigio destinatarias de subsidios del Estado pero que se sostienen, mayormente, con aportes espontáneos y diversos del pueblo dominicano que responde positivamente a sus solicitudes de recursos y que a cambio recibe sus excelentes auxilios. Conexión con las masas se llama eso.
