INIA, centro de la UASD que hace ciencia con las uñas

INIA, centro de la UASD que hace ciencia con las uñas

Las limitaciones no han impedido que el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (INIA), dependencia de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), haga ciencia, por la consagración de un puñado de profesores, dos con doctorados y algunos con maestrías.

Actualmente, el centro, que funciona en la Finca Experimental de Engombe, desarrolla once proyectos de investigación en diferentes áreas que ayudarán al desarrollo agrícola del país, como en maíz, auyama, plátano y cacao.

Se trata de un trabajo de paciencia y amor, donde no cabe la displicencia, la desesperación, ni el desencanto. Los errores son propios de la investigación y se asumen como tales, pero tratando de que no se repitan en el futuro.

Con recursos escasos y haciendo de tripas, corazón, los investigadores del INIA han ido abriendo caminos en un medio plagado de dificultades, agravado por las deficiencias económicas que atraviesa la UASD.

El INIA, fundado en 1991, es dirigido por la doctora Bernarda Castillo desde hace dos años. Sus anteriores directores fueron los ingenieros agrónomos Gabriel Domínguez, Inés Brioso, José Martínez Lafontaine y José Alarcón.

En silencio y sin buscar el reconocimiento público, Castillo y el grupo de investigadores, han aportado su granito de arena a la investigación agrícola en el país, especialmente en el campo del mejoramiento genético.

La Facultad de Agronomía y Veterinaria ha investigado, desde que fue fundada por Andrés Vloebergh, quien creó la variedad UASD en guandul, que se cosecha durante el año. Los trabajos de mejoramiento genético duran años para obtener una nueva variedad.

El INIA no recibe ayuda de ninguna institución extranjera, aunque busca financiamiento para sus proyectos.

[b]PRINCIPALES INVESTIGACIONES [/b]

Una de las principales investigaciones, que lleva diez años, es de la lechosa. Ya se encontró una variedad resistente al virus que ataca esa fruta en el país (Ring Stop Virus), que produce el amarillento en la planta. Cualquier insecticida es inútil contra ese virus.

«Ese trabajo de cruzamiento nos ha llevado a que en estos momentos, la universidad tiene ocho líneas que son muy prometedoras para poder tener una o dos variedades de lechosa con las características que le gustan al consumidor: rosadita y resistente a ese virus», sostuvo Castillo.

La variedad está en la fase denominada pruebas regionales. Se ha plantado en una finca de La Famosa, en Baní y dentro de poco se hará en Mao, donde anteriormente fue probada. César Franjul es el investigador.

Otro proyecto, ejecutado por el doctor Victoriano Sarita Valdez, se titula «Caracterización y obtención de variedades y líneas duras de auyama». Ya la variedad se encuentra en la etapa de registrarla en el Departamento de Semillas de la Secretaría de Agricultura, tras ocho años de investigación. Luego de siete ciclos vegetativos se obtuvieron 21 líneas puras y dos variedades. El peso fluctuó entre 1.14 y 6.25 kilogramos.

José Martínez y Rafael Matos investigan la «Evaluación y caracterización de clones nativos de cacao». Se han obtenido unos híbridos que suplen el 49% de la siembra de cacao en el país.

Las características que se evalúan son rendimiento de cacao seco por árbol, cantidad de mazorcas, peso, longitud, diámetro de la mazorca y peso de la cáscara. La variedad Pepino presentó el mayor número de granos por mazorca y el mayor peso de los granos frescos.

El proyecto de Danilo Veras José se denomina «Producción de semilla genética y básica de maíz». La investigación consiste en eliminar las impurezas que contaminaban las variedades CNIA-12 y CESDA-28 e introducir genes resistentes al ataque del gusano cogollero, para conseguir nuevas variedades.

La investigación busca comprobar cuáles variedades de maíz son las más rentables para alimentar el ganado. Los genes de resistencia al citado gusano desaparecieron a través de selecciones recurrentes realizadas en ambas variedades.

El ingeniero agrónomo Rubén Almonte investiga la «Utilización de desechos orgánicos en la obtención y abono a partir de la lombriz roja californiana». Su finalidad es determinar qué cantidad de materia orgánica descompone para utilizarlo como abono orgánico.

El estudio tiene dos objetivos: medir la cantidad de producción de abono orgánico con diferentes tipo de desecho y evaluar la cantidad de proteínas que tiene la lombriz para usarla como suplemento proteínico para la alimentación del ganado.

El proyecto de la directora del INIA pretende saber cuáles son los factores que hacen que la variedad FHI-21, producida en Honduras, pierda la resistencia a la sigatoka negra, que diezma las plantaciones del plátano.

«Es un proyecto donde vamos a ver, a nivel molecular, cuán resistente es el FHI-21, que es un plátano que se ha traído al país para sustituir al nuestro que está atacado por la sigatoka negra», explicó Castillo.

También se estudia un problema que presenta el FHI-21: una bacteria ataca las hojas del plátano, afectando el racimo. El país, cree la directora del INIA, necesita buscar una variedad local resistente a la sigatoka, pero sería una investigación a largo plazo.

La ingeniera agrónoma Birmania Wagner investiga la «Caracterización e identificación de plantas consumidas por ovinos y caprinos en 12 municipios de bosque seco». Ocho municipios están en el Sur y cuatro de la Línea Noroeste. Se identificaron las plantas al momento de consumirlas, por animales caprinos y bovinos, así como algunas gramíneas.

[b]OTROS PROYECTOS[/b]

La investigación del profesor Luis Garrido Jansen se denomina «Aislamientos de poblaciones nativas de nemátodos entomofílicos para el control biológico de insectos». El estudio, además de control biológico, busca saber los nemátodos que más afectan a las musáceas (plátano, guineo y rulo).

Los nemátodos son microorganismos en forma de lombrices que se encuentran presentes en casi todos los hábitats de la Tierra. El director de la Escuela de Ingeniería Agronómica de la UASD pretende controlar los insectos picudos, el gusano cogollero del maíz, el catarrón del coco y el comején.

El proyecto piloto para el manejo de la cuenca del Nizao es realizado por los profesores Milton Martínez, Rafael Veloz y Angel Vicioso.

El ingeniero José Borbón es el investigador del proyecto «Control del picudo del plátano mediante la aplicación de insecticidas químicas y el hongo Beauveria Sp» y la ingeniera Melidiana Vargas investiga el efecto de la altura en la producción de semilla de leucaena.

[b]¿POR QUÉ SE INVESTIGA?[/b]

La investigación en el país está erizada de dificultades. La principal es que se margina. A los investigadores les pagan por hora. Según la directora del INIA, la mayoría de los profesores investiga porque les gusta, no por el escaso pago que reciben.

«La investigación en el país, hasta dentro de la misma universidad, todavía se le debe dar mayor importancia», señaló.

Cada investigador tiene un encargado y en algunos proyectos hay uno o dos auxiliares, en su mayoría estudiantes de término de Ingeniería Agronómica, quienes preparan su tesis con ese material.

El proyecto de manejo de cuencas se realiza en coordinación y colaboración con otras instituciones estatales, como el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI). La investigación del cacao es coordinada con el Departamento de Cacao de la Secretaría de Agricultura.

La inquietud de la investigación surge de un profesor interesado en un tema. El anteproyecto se somete al consejo de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, donde debe ser aprobado, y luego al consejo de investigaciones de la UASD. El proceso dura unos dos meses.

«Todavía necesitamos más conciencia en todos los niveles del país, sobre la importancia de la investigación agropecuaria», sostiene Castillo. No existe una partida en el presupuesto para el INIA.

[b]LABORATORIO DE BIOTECNOLOGÍA[/b]

El laboratorio de Biotecnología Vegetal desarrolla un proyecto de multiplicación de orquídeas in vitro. Asesora el proyecto de Los Dajaos, Jarabacoa, donde los productores siembran la fresa in vitro, lo cual incrementa el rendimiento hasta en un 70%. Se ha logrado fresa in vitro en la época de calor. También se investiga la morera, una forrajera de alto contenido proteico. Este laboratorio no tiene nada que ver con el INIA.

[b]PERFIL DE BERNARDA CASTILLO[/b]

Bernarda Castillo estudió Ingeniería Agronómica en la UASD. Hizo una maestría en Estados Unidos en tecnología de semillas y un doctorado en la Universidad de Illinois, en semillas artificiales de lechosa.

Es profesora de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la UASD desde de 1986, donde ingresó como ayudante de profesor, con interrupciones de 1987-1990 y 1993-1997 para la realización de la maestría y el doctorado.

Está casada con el doctor Andrés Guerrero. Lleva cinco años en investigación. Publicará próximamente un libro sobre biotecnología y su aplicación, un tema poco tratado en el país.

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