La Habana. La cuenta regresiva comenzó. Si todo marcha como está previsto, en un año el presidente Raúl Castro dejará el poder en manos de un funcionario poco conocido.
Será la primera vez en cinco décadas que un miembro de su familia no estará en la primera magistratura, lo que abre interrogantes sobre el futuro de la economía de la isla y el sistema de partido único.
Hasta ahora quien apunta a suceder a Castro, de 85 años, es el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel, un ingeniero que pasó por todos los niveles de dirección del poderoso Partido Comunista de Cuba (PCC) y el gobierno y que en los últimos tiempos se mostró tan opaco que algunos comenzaron a dudar de su habilidad para lograr consensos entre los diferentes intereses y sectores de la isla, acostumbrada a los dirigentes de fuerte carisma.
“Estamos entrando en otros momentos, habrá que adaptarse y estamos pisando tierra desconocida, sin duda”, dijo a The Associated Press el ex diplomático y académico cubano Carlos Alzugaray.
“Pero en este año que le queda a Raúl no me cabe la menor duda de que va a trabajar en la institucionalidad, que debe convertirse en un factor importante cuando ya él no esté”.