SANTA FE DE RALITO, Colombia.- Luego de 17 meses de sobresaltados diálogos y en medio de la tensión que generó el secuestro de un ex senador, el gobierno colombiano y los paramilitares -una de cuyas facciones cometió ese plagio- instalarán hoy jueves una negociación de paz que busca desmovilizar a 20.000 irregulares antes de finalizar 2005.
La instalación de la mesa se realizará en la aldea de Santa Fe de Ralito (750 km al norte de Bogotá), en una ceremonia presidida por el alto comisionado para la paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo, y los máximos dirigentes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Unas 800 personas, incluidos varios diplomáticos, fueron invitadas al acto, que se desarrollará en este caserío enclavado en las sabanas del departamento ganadero de Córdoba y epicentro de la llamada Zona de Ubicación -de 368 km2-, que entró en vigor con la apertura oficial de las conversaciones el pasado 15 de junio.
[b]Liberan ex congresista[/b]
Luego de la liberación del ex congresista José Gnecco, el gobierno colombiano suspendió las ordenes de captura contra un jefe paramilitar invitado a participar en la inauguración de las negociaciones de paz el jueves.
El ministro del Interior, Sabas Pretelt, declaró que las «personas (paramilitares) que están concentradas en las zonas de ubicación, no serán sujetos de órdenes de captura».
Agregó que esa determinación incluye al jefe paramilitar Rodrigo Tovar, quien se responsabilizó del secuestro. «Todos pueden continuar en la mesa. La negociación debe tener credibilidad», dijo Pretelt.
[b]Líderes de las AUC[/b]
Allí se concentran los 10 principales líderes de las AUC con unos 400 de sus hombres, mientras que el área es custodiada celosamente por la Policía y los paramilitares, que mantienen retenes en distintos puntos.
El inicio de las conversaciones se vio afectado por el secuestro el domingo último del ex senador José Gnecco, su esposa, cinco hijos, una sobrina y un conductor.
Gnecco fue liberado por los paramilitares la tarde de este miércoles en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta (norte), mientras que su familia y el conductor ya habían sido dejados en libertad la madrugada del martes.
A raíz del secuestro, el presidente Alvaro Uribe suspendió las negociaciones con el Bloque Norte de las AUC -facción que cometió el plagio-, y ordenó la captura de los principales jefes de ese grupo, Rodrigo Tovar (alias ‘Jorge 40’) y Hernán Giraldo, incluso en la Zona de Ubicación, donde rige una inmunidad para los paramilitares.
Ante esa decisión del gobieno, ‘Jorge 40’, comandante del Bloque Norte y miembro del Estado Mayor de las AUC, anunció este miércoles su retiro de la mesa de negociaciones para no entorpecer el proceso, aunque señaló que su facción continuaría en las conversaciones.
‘Jorge 40’ reconoció su responsabilidad en el hecho en un comunicado en el que acusó a Gnecco de «narcotraficante» y dijo haberlo secuestrado para «llamar la atención» sobre «las actividades delictivas de estos bandidos de cuello blanco».
El gobierno no había reaccionado a la liberación del ex senador, pero este miércoles temprano condicionó la participación en la mesa de diálogo de Tovar y Giraldo a un compromiso público de parte de toda la dirigencia de las AUC de no volver a delinquir, dijo a la AFP una alta fuente gubernamental.
«Hoy la discusión está centrada en si esos señores, implicados en el secuestro, regresan a la mesa o no. La posición del Gobierno es que todos los líderes de las autodefensas tiene que comprometerse públicamente a no volver a delinquir. Mientras tanto, esos dos señores no son parte de la mesa», señaló la fuente, que requirió el anonimato.
Para el delegado de la Organización de Estados Americanos (OEA) en el proceso, el argentino Sergio Caramagna, este jueves comenzará «la hora de la verdad» en el proceso que arrancó en enero de 2003 luego de que las AUC decretaron el 1 de diciembre de 2002 un cese al fuego.
Caramagna admite que este plan será «largo y complicado», una percepción que se sustenta en las crisis que ha debido sortear el diálogo a lo largo de estos 17 meses.
El secuestro de Gnecco y su familia no es, empero, el único traspié del diálogo. El momento más crítico se vivió tras la misteriosa desaparición el pasado 16 de abril de Carlos Castaño, líder histórico de las AUC y quien fue hasta el 31 de marzo la cabeza de las conversaciones.
Además, el proceso enfrenta otras tensiones a raíz de los pedidos de extradición de Estados Unidos contra varios jefes de las AUC por narcotráfico, y debido a la situación en que quedarán los crímenes cometidos por los paramilitares en estas dos décadas de lucha contra las guerrillas izquierdistas de las FARC y el ELN.
Los paramilitares han advertido que no aceptan ser extraditados y que no están dispuestos a pagar un sólo día de cárcel.