Inician sexo temprano

<strong>Inician sexo temprano</strong>

POR ALTAGRACIA ORTIZ G.
Higüey.- El treinta por ciento de todos los embarazos y partos que se registran en los hospitales de las provincias La Altagracia, La Romana y Hato Mayor, corresponden a adolescentes entre 12 y 17 años. La información fue suministrada por los directores de los hospitales, Nuestra Señora de La Altagracia, de Higüey, Francisco Gonzalvo; Leornardo Féliz de La Romana, y Leopoldo Martínez, de Hato Mayor.

La situación constituye un grave problema de salud pública que amerita una respuesta de la familia, del sistema de salud, de educación y de la comunidad.

Así lo dijeron los doctores Jaime Rodríguez, Héctor Julio Rincón, Leonardo Féliz, Bruno Cuevas, Mercedes Cueto y Licet López, estas dos últimas encargadas del programa de adolescentes del hospital de Higüey.

Los casos más recientes que registra el hospital Nuestra Señora de La Altagracia, de Higüey, son el de dos adolescentes de 12 años que fueron tratadas por embarazos.

“La situación es inenarrable, porque se trata de niñas que están alumbradas y van a dar a luz a otros niños”, sostuvo la doctora Cueto, quién trabaja con ese segmento poblacional en el hospital higüeyano.

En cada uno de estos hospitales provinciales las cifras son las mismas, pues de cada 100 mujeres embarazadas o parturientas, 30 son adolescentes.

 

DESCOMPOSICION FAMILIAR

La razón de que el embarazo en adolescentes se haya convertido en un problema de salud pública es multifactorial, pero los expertos identifican varias causas.

“Niñas que son dejadas solas en sus casas porque sus madres están trabajando para poder mantener al resto de sus familias; hogares desechos y gente muy pobre”, coinciden los especialistas y gerentes de los tres hospitales provinciales.

La doctora Cueto va un poco más lejos en su análisis y sostiene que los medios de comunicación juegan un rol importante en el incremento de embarazo en niñas y adolescentes.

Para poder trabajar con menores embarazadas, los profesionales tienen que “bajar a su mundo”, se visten con colores alegres, tratan de hablar su mismo “idioma” y de entender su micro o macro mundo.

“Le hablamos con su mismo tigueraje, pero establecemos un nivel de acompañamiento tal que le damos hasta los teléfonos de nuestras casas y nuestros celulares. Eso lo hacemos para evitar cualquier peligro”, sostiene la doctora Cueto.

Sólo en el hospital de Nuestra Señora de La Altagracia el programa de adolescentes da asistencia a 250 muchachas entre 12 y 17 años.

Dijo que se trata de chicas que vienen de familias que desarrollan su cotidianidad en medio de la más extrema pobreza, vienen de hogares conflictivos y muchas dejan la escuela desde sus primeros años. Algunas son víctimas de la presión de grupo y de su entorno social, familiar y escolar.

La situación es similar en La Romana, pero las autoridades instalaron una unidad para hacer llevadero el problema de estas niñas, casi adolescentes.

En los tres hospitales de las referidas provincias las menores reciben consejería, las trata un psicólogo y les entregan los medicamentos y vitaminas y son objeto de atención personalizada.

También han sido designadas algunas enfermeras. En estos hospitales las adolescentes embarazadas tienen su propio archivo.

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