YAMENA,  (AFP) – El juicio contra seis franceses, tres chadianos y un sudanés en el caso de la organización francesa Arca de Zoé, acusada de querer llevar ilegalmente a Francia a 103 niños desde Chad, comenzó ayer ante el tribunal de lo penal de Yamena.

 Un alguacil procedió a llamar a los diez acusados, presentes en la sala, y dio lectura al acta de acusación.

 Los seis miembros de la asociación francesa están acusados de «tentativa de secuestro de niños con intención de comprometer su estado civil, falsificación de escrituras públicas y estafa de impagados».

 Los coacusados chadianos y sudanés enfrentan cargos de «complicidad de secuestro».

 Todos ellos pueden ser condenados a penas de entre cinco y 20 años de trabajos forzados.

 La pequeña sala de audiencias estaba abarrotada con unas 200 personas. Entre ellas había unos 30 periodistas de los medios de comunicación franceses, así como numerosos militares y policías no armados.

 El tribunal de lo penal está compuesto por un presidente y dos consejeros, magistrados profesionales asistidos por cuatro jurados no magistrados, que prestaron juramento en la apertura de la audiencia.

 «Señores del tribunal, se les ofrece la ocasión de mostrar a la opinión tanto nacional como internacional que son ustedes esclavos de la ley», declaró el fiscal general Beasum Ben Ngasoro al abrir la sesión del tribunal.

 El caso del Arca de Zoé ha estado marcado por presiones políticas y durante algún tiempo ha perjudicado a las relaciones entre París y Yamena.

 Asistían a la audiencia los representantes del colectivo de familias de los 103 niños, así como el cónsul de Francia en Chad, Bernard Jeantelot.

 Los debates eran retransmitidos en el exterior de la sala de audiencias por altavoces situados en los pasillos cercanos.

 A su llegada por la mañana al palacio de justicia de Yamena los acusados no hicieron ninguna declaración.

 Los seis franceses llegaron primero a bordo de un furgón celular azul, del que salieron dándose la mano.

 Eric Bretau, el presidente del Arca de Zoé, y Alain Peligat, encargado de la logística, vestían su habitual pantalón de bombero pero no el chaleco en el que podía leerse «Rescate de Niños», nombre de la operación que les llevó ante la justicia chadiana.

 Los otros cuatro miembros de la asociación habían abandonado este atuendo.