Inicio a destiempo del año escolar

Inicio a destiempo del año escolar

El pasado 17 de agosto, en medio de fuertes aguaceros, el presidente Leonel Fernández y el ministro Melanio Paredes encabezaron, en el Politécnico Madre del sector Las Caobas, la ceremonia de inicio del año escolar 2010-2011.

Los colegios privados iniciaron sus actividades una semana después de haberse iniciado las clases en las escuelas públicas.

Desde que los religiosos franciscanos, mercedarios y dominicos fundaron en La Española las primeras escuelas, a principios del siglo XVII, aquí los años lectivos eran de diez meses.

 Las clases se iniciaban a mediados del mes de septiembre y finalizaban a finales de junio. Pero, hace unos cuantos años que esos anuarios fueron modificados. Ahora, muy a pesar del riesgo que ello envuelve, en la República Dominicana las clases se inician en el mes de agosto, en plena temporada ciclónica, y en medio de un calor agobiante.

Este año, a esas desfavorables condiciones atmosféricas, cabe agregarse la epidemia de dengue, y las grandes cantidades de desperdicios aglomerados en las cercanías de muchos recintos escolares.

El año escolar se inició con escasa presencia de alumnos; y, a dos semanas de haberse iniciado, muchos padres todavía no habían adquirido los útiles escolares para sus hijos, por lo que los grandes almacenes, supermercados, librerías y puestos de venta de libros usados lucían llenos de clientes en procura de materiales de uso escolar.

La temporada ciclónica se torna muy activa.

La Región Este de la Española, por donde transitan huracanes y tormentas tropicales, alberga cientos de planteles escolares, politécnicos y recintos universitarios que podrían ser afectados por esos fenómenos de la naturaleza o verse sus labores interrumpidas por efectos de las lluvias y los desbordamientos de ríos y cañadas.

Impartir docencia bajo 34 grados de temperatura puede acarrear daños en la salud del docente.

La hipertensión arterial es un mal muy común entre los que ejercemos el noble oficio de enseñar.

El Ministro de educación modificó el calendario escolar con el propósito de acercarse a la meta de las mil horas de clases a impartirse en las escuelas públicas.

 En el año escolar recién pasado estuvimos cerca de alcanzarla. En muchas provincias del país, los estudiantes de escuelas públicas recibieron en promedio más de 900 horas de clase.

Justo es reconocer que bajo la actual administración se pierde menos tiempo que antes y que los planteles y edificaciones escolares lucen en mejor estado.

Pero, esas mejoras poco han tenido que ver con una apertura a destiempo del año escolar.

Lo que más necesitamos es formar y capacitar miles de maestros; construir miles de escuelas; adquirir cientos de laboratorios y equipos tecnológicos de última generación.

 En fin necesitamos invertir más, mucho más en educación.

Hagamos esto y disfrutemos de nuestras vacaciones de verano tal y como se disfrutan en todo el hemisferio occidental.

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