Inicio del plan de alfabetización

<STRONG>Inicio del plan de alfabetización</STRONG>

Alfabetizar a 800 mil adultos es a partir  hoy un objetivo  nacional trazado por  el  Gobierno desde su inauguración y para el que ha ganado el respaldo de  diversos sectores. Después de esta campaña que  duraría  dos años, el país deberá estar en  condiciones de decir orgullosamente que la casi totalidad de los  ciudadanos ya lee y escribe, condición indispensable para el progreso individual y para romper  la  barrera de la ignorancia que usualmente condena a la gente a la marginación en la que se reproduce la pobreza. Está previsto que gradualmente, el número de alfabetizadores vaya en aumento hasta llegar a 60 mil. La participación voluntaria será fundamental  en esta cruzada de verdadero carácter patriótico. Habrá tropiezos. La maquinaria alfabetizadora necesitará tiempo para obtener los máximos rendimientos.

María Teresa Cabrera, vocera de la Coalición Educación Digna,  formuló una oportuna recomendación para  evitar deserciones aplicando un proceso atractivo y dinámico a través de una metodología que entusiasme a los inscritos. Debería llegarse más lejos, agregamos nosotros. Es oportuno  emprender  una campaña paralela para despertar mayor  interés por la lectura en los dominicanos, escolares o no,  que aún estando alfabetizados no  recurren con frecuencia   a  los libros que les servirían para alcanzar mayor nivel de instrucción o  cultivarse intelectualmente.

La transparencia que se espera

A las autoridades correspondientes, las actuales y pasadas, se les ha reclamado la expedición de informaciones  regulares y completas sobre los diferentes conceptos que dan lugar a los precios finales de los combustibles. A dónde va el dinero que se paga por galón,  generalmente a niveles más altos que en Estados Unidos, país rico y desarrollado. Es un derecho del consumidor conocer los factores que determinan tales precios que se suponen supeditados a  la fluctuación del crudo en las lonjas,  al tipo de cambio del dólar, a la retribución al  importador del carburante, más los cargos estrictamente fiscales. Tal detalle no es  brindado de ordinario como para  que el ciudadano de a pie lo entienda. La transparencia cobra importancia por un hecho nuevo: a partir de ahora  los consumidores proveerán, vía los combustibles, un oneroso subsidio a  transportistas  que son el súmmum de la ineficiencia como servicio público y del oportunismo.

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