Injusto prejuicio

Injusto prejuicio

La coyuntura histórica en la cual le ha tocado a Danilo Medina asumir los destinos de la nación, no ha sido la más halagüeña. Ha heredado un déficit fiscal equivalente al 8% del PIB, deudas en el sector eléctrico superiores a los mil millones de dólares, el descrédito de una gestión que permitió que muchos ex funcionarios actuaran sin límite alguno en las instituciones que se les entregó como feudo, en algunos casos hasta por ocho años ininterrumpidos, peor aún, encuentra al pueblo dominicano cubierto por una nube de escepticismo que raya en la frustración por saber que no han sido resueltos ningunos de los problemas medulares de la nación.

Ese sentimiento popular es comprensible; sin embargo, no es vinculante al presidente Medina, quien articuló un plan de nación que atrajo al electorado, a tal grado que le entregó las riendas de la República, reviviendo así, la moribunda esperanza de los dominicanos.

Juzgar a priori la actual gestión gubernamental es una acción muy injusta. El presidente Medina halló una casa en llamas y para sofocar el fuego no encontró equipos de bomberos, ni agua, ni mucho menos dinero con qué comprarlos, pero el siniestro hay que apagarlo de la manera posible y luego iniciar la reconstrucción.

No vamos a ocultar que llega un momento en el cual el hambre hasta deja de ser hambre y se convierte en dolor, un dolor que no puede esperar para ser mitigado y quizás nuestro pueblo está rayando en ese punto, pero Danilo se ha ganado el derecho a la duda con su actitud austera y comprometida más que con el pasado reciente, con el presente desolador y el futuro prometedor de nuestro pueblo.

El presidente Medina debe desarrollar su visión de gobierno en la dirección que él ha programado para cada una de la áreas de impacto social y económico de la nación, entonces sí tendremos los elementos de juicio necesarios para valorar este neonato gobierno y no pecar de convertirnos en actores injustos colocando una carga de ocho o doce años a un infante que apenas arriba a sus noventa días de nacido.

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