Es muy delicado hablar de inmadurez en un niño, esto debe ser primero muy bien estudiado y analizado antes de definirlo como tal. ¿Por qué? Porque es similar al Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), ya que está asociado con un bajo rendimiento escolar y es común que los niños padezcan problemas de lenguaje y de lecto-escritura. Pero esto se podría definir así, cuando para su edad, su personalidad esté considerablemente retrasada comparada con la de los otros niños. En contraposición, actualmente es común encontrar niños que se comportan como adolescentes y asumen actitudes de personas mayores. Contrariamente a lo que se piensa, se trata de pequeños con capacidades intelectuales normales e incluso sobresalientes. El problema es que no han desarrollado las habilidades esperadas y acordes a su edad por motivos estrictamente psicológicos. Esta inmadurez de personalidad puede deberse a distintos factores, como la crianza, la sobreprotección y un incorrecto desarrollo social.
Desarrollar a los hijos como personas maduras y autónomas es una tarea de los padres. Nuestra forma de tratarle tiene mucho que ver con su forma de ser. Demasiadas exigencias o muy pocas, pueden convertir al niño en una persona insegura y dependiente o en alguien egoísta que solo piensa en su propio beneficio. Para lograr una madurez acorde con su edad, debemos darle responsabilidades que pueda asumir, como poner la mesa, recoger su cuarto, cuidar de la mascota y fomentar que las cumpla. Pero ellos también necesitan libertad, pero esta tiene que ampliarse a medida que la madurez de nuestro hijo crezca, salir un rato con los amigos, ir de campamento, acostarse más tarde, etc, y debe ir acompañada de responsabilidad. Es importante que reforcemos su autoestima, alabando sus logros y sobre todo su esfuerzo. Y felicitándoles por sus muestras espontáneas de madurez y responsabilidad.
“Los niños se divierten al mismo tiempo que refuerzan su autoestima y logran ganar autonomía. Para los padres la intervención psicológica prevé cambios en la dinámica familiar y escolar. Por lo tanto, si cuenta con el apoyo familiar y de sus centros de estudio los niños pueden revertir la inmadurez a mediano plazo”.
Debemos hacer conciencia que un mal manejo emocional que tengamos como padres, da lugar a niños inseguros, dependientes, aislados de otros menores, con dificultad para enfrentar la realidad y carácter depresivo, pero también pequeños con escaso control sobre su conducta. La etapa de los años de primaria en los niños es importante a nivel de desarrollo intelectual por todas las capacidades que alcanzan su madurez (atención o memoria) y por la adquisición de unos buenos hábitos de estudio y estrategias de aprendizaje. Es el momento donde los niños ensayan una primera independencia de sus figuras de apego con experiencias sociales que influirán en el desarrollo de su autoestima y los complejos.
Tengamos en cuenta que es necesario para el correcto desarrollo madurativo del niño establecer reglas, límites y exigencias que le permitan adquirir consistencia en su carácter y las habilidades sociales necesarias para su convivencia con otros niños. Si hay un cuidado excesivo y el niño está sobreprotegido para experimentar por sí mismo y aprender de la experiencia será temeroso y dependiente de los demás y de sus opiniones.