Si el Estado dominicano no actúa ahora provocará que la respuesta a la inmigración masiva e incontenible de haitianos venga de abajo, a nivel de la población y sin control, preñada de violencia, algo que hay que evitar a toda costa. La advertencia es del señor Juan José García.
Señala que ante el ingreso masivo, incontrolable e ilegal de haitianos, en la República Dominicana se comete el error de abordar la cuestión como si fuera un problema coyuntural.
Desde luego, no lo es. Se está frente a una situación estructural grave que los dominicanos no conocen en detalle, en la que confluyen múltiples ingredientes que tendencialmente la complican y que le imponen a la República Dominicana, no solo sacar conclusiones políticas urgentes, antes de que sea tarde, sino también tomar decisiones de gran calado, con el fin de evitar o neutralizar un impacto desestabilizador o conflictivo en la parte este de la isla, con graves consecuencias para el país en materia de soberanía, expresó García.
Una barrera. García propone ,entre varias cosas, el levantamiento de una barrera que con carácter provisional y hasta que Haití se estabilice, ayude a controlar la frontera y a administrarla con lo que se evitarían acontecimientos que desemboquen en resultados no deseados o en una ruptura de las relaciones de amistad que deben existir entre los dos pueblos.
Destacó que además del control del tráfico ilegal de personas, estas barreras ayudan en la lucha contra del terrorismo, el tráfico de armas, de drogas o el cruce de animales portadores de enfermedades.
La clave
Ayuda a la gestión
García valoró la construcción de barreras físicas como instrumento de gestión de los flujos migratorios de corte irregular o ilegal, especialmente aquellos que alcanzan niveles desproporcionados. Indicó que suman 32 las barreras construidas en el mundo, a nivel interno o internacional, de las cuales 13 se han levantado, o se levantan, con el propósito específico de evitar o controlar la inmigración irregular y descontrolada de personas entre estados.