Inolvidable concierto cierra “Residencia Orquestal”

Inolvidable concierto cierra “Residencia Orquestal”

La YOA (Orquesta de las Américas) cerró el lunes la “Residencia Orquestal” con un gran concierto en el Teatro Nacional.

Con los auspicios de la Fundación Sinfonía, Cuarenta y cinco jóvenes músicos pertenecientes a la Joven Filarmónica de la República Dominicana participaron junto a YOA, dirigidos por el maestro mexicano Carlos Miguel Prieto. El entusiasmo del público se desbordó con la entrada del director y el solista, el destacado violinista Robert McDuffie.

La breve introducción del concierto para violín de P.I Tchaikovski, muestra a priori todo lo que se puede esperar de la compactada orquesta. Tras el prefacio, el solista desarrolla el primer tema, amplio y lírico, luego el segundo tema presenta una melodía sentimental, nostálgica, en la que trasciende la melancolía propia del compositor. Ambos temas son abordados con brillantez por Robert McDuffie. La Canzonetta del segundo movimiento tiene un carácter de canción de lied, entonada apasionadamente por el violín. Luego en el Final Allegro vivacissimo, el solista muestra un potencial virtuosístico y una extraordinaria sensibilidad interpretativa, a lo que adiciona un histrionismo cautivante.

La orquesta precisa, responde a cada indicación del director, logrando el matiz requerido en cada movimiento. Finalmente se produce esa formidable simbiosis, Director-solista-orquesta- el público cuyas expectativas han sido superadas con creces, responde con una aclamación prolongada que obliga al solista a un encoré.

La pieza escogida, El Recitativo-Scherzo-Capricho, del austríaco Fritz Kreisler, es una composición para virtuosos, que McDuffie aborda magistralmente.

En la segunda parte del concierto se presenta la Sinfonía No. 7 de Dimitri Shostakovich, pero antes, el director, locuaz y didáctico, se dirige al público para explicar que motivó al compositor a crear esta Sinfonía, siendo este, el asedio que sufrió su ciudad natal Leningrado, por parte del ejército alemán, durante la Segunda Guerra Mundial; la composición se le conocería mundialmente como “Sinfonía de Leningrado”.

Shostakovich como todo gran artista de cualquier género, es un espejo de su tiempo, y en su Sinfonía describe con gran plasticidad, episodios heroicos de la guerra, con momentos de intenso suspenso y fuerza avasallante, y otros de marcado lirismo, reflejan la melancolía por los que se han ido, y la esperanza tras la paz.

Esta obra con más de una hora de duración, es un reto, un verdadero tour de force para la joven orquesta, que pone de relieve su cohesión y la brillantez de sus integrantes.

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