Inquietante

Inquietante

Una atmósfera exigiendo justicia contra los corruptos del pasado gobierno se percibe en el ambiente. Argumentan a voces vivas que el país está reclamando en estos días sanciones de tipo legal contra los culpables del delito de la corrupción , porque el grado alcanzado en el período constitucional anterior carece de precedente en nuestra historia reciente.

Otro grupo de personas pretenden soliviantar la ira pública en procura de una hipócrita cruzada para enjuiciar sumariamente a funcionarios y servidores del pasado gobierno, algo así como «el tribunal del pueblo»; sin hacer excepciones y sin reconocer que en este gobierno hubo gente capaz y honrada. Esto es una peligrosa tarea que podría atentar contra la salud institucional del país.

Agréguese a esa pluralidad de voces la grave y desquiciante crisis energética que atraviesa el país, responsabilidad exclusiva de la actual administración, que viene sometiendo injustamente a la sociedad dominicana en el suplicio traumatizante de unos constantes apagones. El notorio y descarado desfalco sin asomo de la hacienda pública, las descomunales y selectivas exoneraciones, los crímenes y delitos con ribetes a mafia organizada, la delincuencia juvenil que tiene aterrados a moradores de algunos barrios son caldos de cultivos que aceleran el ritmo de la aguda crisis de civismo. Ahora bien, sin una burbuja de la especulación este es el calvario de nuestra nación, de manera pues, que si queremos reconquistar la fe en el destino de la República, y no queremos precipitar el futuro, debemos despertar nuestras conciencias, para incentivar el ánimo y nos ponga en condiciones de aceptar con esperanza de victorias los formidables retos que se nos avecinan.

Nadie puede pensar que la huella profunda de los desaciertos económicos, incapacidad política y corrupción administrativa pueda borrarse en un corto lapso después del 16 de agosto. Quienes están hoy electos para asumir el poder no son magos, son pura y simplemente seres humanos que tienen un poder limitado para cambiar el desastre que heredaron. La crisis económica y moral seguirá en pie. Creo que el gobierno del PLD hará esfuerzo para dinamizar la economía, así como para enderezar en algo lo que quedó tan torcido, hay que darle tiempo para que esos esfuerzos produzcan frutos.

Estamos cansados todos de defraudar, de vivir sin lumbres de esperanzas edificantes. Sin embargo se perfila en este tiempo, el gran coraje moral para no sucumbir a la engañosa tentación «del borrón y cuenta nueva», pues ello equivaldría a canonizar y perpetuar la corrupción que es el inmemorial origen de todos los males sociales a todo lo largo de nuestra historia.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas