A la luz de la tan esperada encuesta, que este diario inició su publicación el pasado lunes 21, la lucha electoral recrudecerá, fortaleciéndose los ataques, las conquistas de adversarios y aumentar la gravedad de las denuncias de corrupción, ya que ni el PLD ni el PRD ofrecen en sus promesas, algo tangible que ya no acepta la ciudadanía, que resignada, volverá a vivir en más de lo mismo.
A menos de seis meses de las elecciones del 20 de mayo del 2012, con el propósito de elegir al próximo presidente constitucional, parecería que al PLD y al PRD, por la fuerza con que han estado desarrollando sus actividades proselitistas, se les está acabando el tiempo y ésta es su última oportunidad con el momento; es de ahora o nunca.
Hay toda una gama de acciones que muestran un tremendo temor, por parte del PLD, de verse desplazados de sus bonanzas palaciegas, y del PRD, volver a sufrir otra derrota que ya se le acumulan desde el 2004, lo cual sería catastrófico para la vida institucional del partido blanco. Sin embargo, a la luz de la encuesta, hay todo un panorama de simpatías divididas, con el aumento del apoyo al PLD y el estancamiento del PRD, pero firme en su primacía, desde que arrancara su candidatura, que al igual que en España, hay una firme decisión del dominicano de querer desplazar al PLD del poder.
Con la publicación de la encuesta Gallup, las estrategias de campaña sufrirán algunas modificaciones con acusaciones más puntuales y contundentes, de los actos que enturbiaron y enturbian a cualquiera de los dos partidos mayoritarios. El aireamiento de sonados actos de corrupción, como amenaza el PRD que darán a conocer, obligará al PLD sacar de sus archivos tantos expedientes de perredeístas que por el pacto del silencio entre políticos se engavetan y duermen el sueño eterno.
Con la cola tan negativa que tienen ambos partidos, los obliga a emplearse a fondo para convencer a un electorado escéptico y asustado, de que no volverán a cometer indelicadezas, a las que ya estábamos acostumbrados, viendo a los antiguos funcionarios del PRD y los de ahora del PLD exhibiendo sus bonanzas por el disfrute de los cargos de las más diversas formas, que denotan un sacrificio en el desempeño de las funciones oficiales.
La desesperación de los dos partidos principales, con tan fiera y abrumadora campaña electoral a destiempo, refleja un ahora o nunca, ya que el perdedor estará obligado a guarecerse en una coraza invulnerable a la justicia y disfrutar de los grandes beneficios obtenidos en sus pasos por los cargos de la administración pública.
Es una chercha electoral que encierra un grave peligro para el país. Hay una actitud decidida de una buena parte de la población, que busca el cambio, aun cuando se está consciente de que se podría caer en un abismo que nos sepultaría. Pero la desesperación es tan notoria, por la prepotencia y exhibiciones de riquezas y engreimiento de connotados miembros del partido gobernante, que parecería preferible un malo que ya demostró sus incapacidades y latrocinios, que a uno rodeado de los que han disfrutado el poder y se han aprovechado de todo lo que se deriva de su ejercicio.