Por séptima vez, el presidente Danilo Medina dispuso que militares patrullen las calles unidos con policías, en un intento infructuoso de reducir la alta tasa delincuencial que mantienen en zozobra a la ciudadanía.
Infructuoso intento porque en las seis veces anteriores sus resultados fueron negativos, por no obtener el propósito de acorralar a la canalla, asaltos en las calles en motocicletas, lo primero que hay que prohibir dos personas a bordo.
Segundo, ordenar un desarme total de la población y por decreto prohibir el porte de armas de fuego, autorizándose estrictamente la tenencia en hogares, comercios, industrias y fincas, eso nunca ha asistido el valor a un gobernante disponer.
Tercero, elevar el salario a los policías a RD$30 mil un raso y diez mil y cinco mil pesos en rangos siguientes.
Cuarto, conformar los Núcleos de Asistencia Barrial con unidades de Inespre, Promese, clínicas médicas y odontológicas, CONEP, AIRD, líderes religiosos, sindicales y deportivos, en cada barrio populoso de las ciudades.
Quinto, proceder a una sustitución profunda en la Policía Nacional desde generales hasta rasos, muchos vinculados y asociados a los delincuentes y narcotraficantes, como forma de compensar salarios de miseria y sobrevivir las precariedades de la cotidianidad.
Patrullas mixtas son símil de un analgésico para un cáncer, cuando las terapias correctas a aplicar para un programa efectivo están expuestas, siempre he insistido en este programa, y nunca ningún gobernante ha procedido a ejecutar.
La alta cota delincuencial y criminal no se enfrenta exitosamente con métodos represivos, sino con preventivos, conforme he sugerido siempre, idéntico a otros comunicadores, sociólogos, cientistas, políticos, religiosos y asesores internacionales y criollos.
Las patrullas mixtas son pérdida de tiempo,dinero, aguaje, negativa imagen al turismo, por unos días, y luego, lo mismo, mientras la delincuencia permanece intacta, y creciendo.