¿Inseguridad  o lavado?

¿Inseguridad  o lavado?

Hay que reconocer aunque nos moleste, que son validas las advertencias del Gobierno de los Estados Unidos a sus ciudadanos, sobre la falta de seguridad pública en el país, como lo hace para otros destinos turísticos.

No es un secreto el crecimiento exponencial de los asaltos, secuestros y asesinatos a extranjeros que se han cometido desde Bávaro a Puerto Plata, sin contar los muchos casos que ni se denuncian por desconfianza en los organismos de seguridad.

Porque también en estas instancias impera un alto grado de corrupción. Esa inseguridad la viven los dominicanos a diario, con la agravante de que tienen que escuchar también a diario, las cifras y justificaciones más absurdas y ridículas por parte de las autoridades.   

Lo único cierto de la defensa gubernamental es que también en los Estados Unidos hay ciudades tan peligrosas o más que la nuestra.

La diferencia es que allá el turismo es marginal para la economía y aquí no. Además, por definición, el turista piensa que en el mundo subdesarrollado te asaltan y después te amenazan, mientras perciben más protección en el mundo desarrollado.

Pero pensándolo bien, uno se pregunta si esa advertencia, que golpea la medula de nuestra economía, no esconde otra razón más poderosa.  

La realidad es que existe una profunda preocupación en el Gobierno de los Estados Unidos por la impunidad y la protección que se les ofrece a poderosos e influyentes personajes locales, que se dedican al tráfico de grandes cantidades de drogas. 

Pero también ven con claridad meridiana, si analizan los datos de la economía dominicana, que aquí las cifras no cuadran, salvo que tengamos una mina de oro escondida de dónde sacar dinero. Y esa mina es el lavado, que motoriza cientos de negocios comerciales, compras de activos y transacciones financieras millonarias, que cuentan con la protección de influyentes personajes que podrían estar enquistados en las mismas esferas del poder. Si no fuera por ese dinero ilegal que circula libremente en todos los predios locales, aquí otro gallo cantara.  

Y de repente todo parece encajar. Ya el Director de Drogas (DNCD) anunció hace dos semanas  que tiene una bomba en sus manos cuando dé a la luz pública las personas involucradas en el tráfico de estupefacientes, que superan con creces el caso Quirino. Un anuncio imprudente que pudiera alertar a los involucrados, pero que quizás hizo bajo presión. 

El gobierno tiene que actuar con seriedad en esta materia y no hacerse el loco para seguir aprovechándose de ese flujo ilegal de dólares. Porque el asunto se está convirtiendo en un problema de seguridad nacional para los norteamericanos y de graves repercusiones políticas y sociales para los dominicanos. Porque es con dinero ilegal que se financia el terrorismo aunque éste venga de otro planeta.

Pero también los Estados Unidos deben dotar al país, sin ningún costo, de aviones, lanchas, radares y dinero para combatir ese flagelo. Porque el problema no se resuelve solo con presiones.

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