Inseguridad y malas opciones

Inseguridad y malas opciones

La inseguridad derivada de la ofensiva delincuencial y falta de protección oficial efectiva está llevando a sectores productivos del país a considerar opciones nada aconsejables.

Los ganaderos de Monte Plata, acosados por los robos de reses y las invasiones de sus terrenos, barajan la alternativa de adquirir armas para enfrentar la situación. Al considerar esta opción, imitarían  a productores  de Licey al Medio, Santiago, que anunciaron que formarían brigadas armadas para proteger sus intereses  del asedio de  los delincuentes.

Esta tendencia a la autoprotección   parece una novedad, pero en realidad no lo es. Cada vez más  dominicanos invierten dinero en protección individual o de grupos. Adquisición de armas de fuego,  contratación de servicios privados de seguridad, instalación de alarmas y otros equipos están entre las opciones.

Esta tendencia es inducida por una doble sensación: la  percepción de inseguridad alimentada por la frecuencia de robos, asaltos, homicidios pagados y otras manifestaciones violentas, y paralelamente  la percepción de que la autoridad no brinda la protección adecuada y suficiente por la que la gente paga a través de los  impuestos. La opción barajada por los productores de Monte Plata y Licey al Medio, y el  traslado en pleno de la dotación policial de esta última demarcación son un  indicador preocupante.

Ante pronósticos de sequía

La Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) ha alertado sobre una temporada de sequía que afectará la franja sur del país, tanto por el período estacional seco de enero a marzo como por los efectos del fenómeno La Niña.

Ante este pronóstico, hay que suponer que estos episodios meteorológicos afectarán las fuentes de abastecimiento de agua para consumo humano y agricultura, con eventuales perjuicios para la producción agrícola y la ganadería en las zonas afectadas.

Se impone que las autoridades que manejan el recurso agua vayan tomando las debidas previsiones para un racionamiento de las disponibilidades, de modo que los efectos de la sequía sean menos dramáticos. Y la población que tome conciencia de que es necesario evitar el desperdicio de un recurso como el agua, del que cada vez tenemos menos pero  demandamos más.

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