La Fundación Institucionalidad y Justicia consideró ayer que sin un Tribunal Constitucional la reforma en marcha quedaría trunca, porque carecería de un mecanismo adecuado que permita a la ciudadanía forzar a los poderes públicos a cumplir sus responsabilidades de respeto, garantía y tutela de los derechos fundamentales.
El jurista Eduardo Jorge Prats afirmó que los recursos de casación duran entre ocho a diez años en la Suprema Corte de Justicia donde además existen 200 acciones de inconstitucionalidad sin fallar, lo que evidencia que tiene que crearse un órgano especial que descongestione ese máximo tribunal.
Aquí tenemos la paz de los cementerios, la Suprema Corte de Justicia tiene 200 acciones de inconstitucional sin fallar, el día que las falle va a haber no un choque de trenes, sino de cometas, expresó Jorge Prats.
Señaló que se necesita una ley de procedimiento constitucional o aumentar la matrícula de los jueces de la Suprema para enfrentar la mora en casación civil, laboral y de tierras que impera en ese alto tribunal.
En vano
Jorge Prats sostuvo que los esfuerzos de consolidar un Estado de derecho con un catálogo amplio de derechos fundamentales, a través de una nueva Constitución, serán en vano si se carece de una jurisdicción privilegiada.
Todos esos derechos van a ser letra muerta, simple pedazo de papel si carecemos de una jurisdicción constitucional especializada, ya sea en forma de sala o tribunal, expresó.
Puso como ejemplo que recientemente la SCJ falló que los tratados de derechos humanos estaban por debajo de la Constitución y que el recurso de apelación era inconstitucional, sentencias que obligan a acudir ante la Corte Interamericana de los Derechos Humanos porque en el país no existe un tribunal de garantías constitucionales donde acudir.
Si no hay una jurisdicción especial esta es una Constitución sin dientes, sentenció Jorge Prats al participar en el programa Telematutino 11 de Telesistema.
Consideró que los beneficios judiciales logrados a partir del 1994, como el que un ciudadano común podría elevar un recurso de inconstitucionalidad, se perdieron con la no conformación de un tribunal especial.
Esperanzas, Albergó la esperanza que en la segunda lectura de la reforma se establezca un tribunal constitucional.
Apuntó que todas las reformas constitucionales crean tribunales especiales y citó los casos de México y Argentina donde se han creado instituciones descentralizada para resguardar los derechos.
Jorge Prats señaló que si han asumido reformas en los poderes Legislativo y Ejecutivo, por qué no puede hacerse lo mismo en el Judicial, ya que no se trata de desarticularlo, sino de fortalecerlo.
Ley de partidos políticos
En otro orden, se refirió al proyecto de ley de partidos políticos como una pieza importante que fortalecerá la democracia interna de las organizaciones.
Destacó que con relación al mismo existe un compromiso y un acuerdo entre los partidos Revolucionario Dominicano y de la Liberación Dominicana para echar el proyecto hacia adelante, por lo que espera sea aprobado cuando antes.
ZOOM
Código del Menor
Contrario a las voces que han planteado una reforma del Código del Menor y del Procesal Penal en vista del auge de hechos delictivos cometidos por menores, Jorge Prats, se muestra contrario a esos planteamientos porque entiende que el problema de la delincuencia no es la ley, sino de falta de políticas integrales que atiendan a los jóvenes y a los agentes de la Policía Nacional, quienes enfrentan carencias y dificultades que son fácil de atender como oportunidades educativas, deportivas, de empleo y mejora salarial. Recuerda que el actual Código Procesal permitió salir de más de 250,000 casos.
Finjus insiste en respaldar sala
La Fundación Institucionalidad y Justicia (Finjus) consideró ayer que sin un Tribunal Constitucional, la reforma en marcha quedaría trunca, porque carecería de un mecanismo adecuado que permita a la ciudadanía canalizar las expectativas contenidas en los derechos, para forzar a los poderes públicos a cumplir sus responsabilidades de respeto, garantía y tutela de los derechos fundamentales.
Explica que, sin lugar a dudas, esa jurisdicción tendría un costo económico adicional para el Estado empero, precisa, que el funcionamiento de la democracia y del Estado de derecho no son gratis.
En un documento la Finjus señala que negar a los dominicanos un mecanismo de tutela de sus derechos fundamentales aduciendo limitaciones económicas, es inaceptable para un Estado que cuenta con una gran burocracia administrativa, que financia la actividad de los partidos políticos y dispone recursos en beneficio de organizaciones privadas.
En cuanto a la funcionalidad del Tribunal Constitucional la Finjus opina que, contrario a la opinión de que el mismo estará sin funciones, en el país no debe sólo conocer de la constitucionalidad o no de las leyes a través del control concentrado, sino que debe revisar, como hace la Corte Constitucional de Colombia, los amparos que conozcan las jurisdicciones ordinarias para generar una doctrina constitucional que irradie el control difuso.
Señala que para instalar esa jurisdicción lo importante no es el número de jueces que la compongan sino las competencias de los mismos y su determinación de garantizar los derechos fundamentales.