Insolente contubernio haitiano

 Insolente contubernio haitiano

JOSÉ B. GAUTIER
¿Conoces, amigo lector, el cuento de la Caperucita Roja? Esa historia de la inocente niña que fue a visitar a su abuelita enferma cruzando el bosque y se encontró con el lobo disfrazado en la casa, acostado en la cama de la viejita. “¿Qué ojos, qué orejas, qué boca más grande tienes?”, pregunto la niña. “¡Para verte, para oírte, para comerte mejor!”, y el feroz lobo se tragó a la inocente Caperucita Roja. ¿Sabes cuál es la moraleja de ese viejo cuento de niños? ¡Que en la confianza es que está el peligro!

Como parte de una demostración de fuerza del poder haitiano en todo el territorio dominicano, apoyados por los Quislings modernos (igual a esos traidores que vendieron a Noruega a los Nazis durante la Segunda Guerra Mundial) y de todas las iglesias cristianas establecidas en el país (esas que creen que el Estado y la Iglesia es la misma cosa y que mezclan religión con políticas migratorias), coincidiendo la fecha de la reunión con la fecha de las elecciones congresionales y municipales nacionales, -muy poco faltó para que los participantes convocados a la “Primera Conferencia Internacional por el Futuro de las Relaciones Domínico-Haitianas” (difundida con amplia cobertura de prensa, entrevistas y declaraciones personales), en sus conclusiones pidieran la capitulación del Gobierno dominicano, la rendición de su soberanía, y la entrega simbólica de la llave de la ciudad de Santo Domingo, tal como lo hizo el presidente Jean Pierre Boyer, sanguinario invasor haitiano en 1822, para finalizar el insolente acto, con la celebración de aquel famoso Te Deum de Acción de Gracias en la Catedral, por la ocupación extranjera del país.

¡Qué atrevidos! ¡Cómo abusan ministros religiosos, políticos, diplomáticos y ex funcionarios del gobierno haitiano de las libertades que ofrece la nación dominicana dentro de un Estado de derecho y de la hospitalidad que les brinda este pueblo (da pena ver a periodistas entrevistar, sin ser depurados, sin conocer sus antecedentes, a políticos haitianos que han acusado a la República Dominicana por ante tribunales internacionales como violador de los derechos humanos. ¿Se repetirá el cuento de la Caperucita Roja entre estas dos naciones isleñas, donde la más corajuda y atrevida se coma a la más “pendeja” y sorprendida? ¡Camarón que se duerme se lo lleva la corriente! ¡Es tiempo ya de que las autoridades dominicanas sin banderías políticas, su pueblo, despierten o muy pronto todo el poder político de la isla se concentrará en Puerto Príncipe y pasaremos a ser otro Departamento o provincia haitiana! ¡Las condiciones internacionales están propicias para que los haitianos intenten dar el golpe! ¡Tienen años de laborantismo político en organismos internacionales y de derechos humanos fingiendo ser víctimas de los dominicanos! ¡Tienen a sus agentes muy bien colocados a lo largo y ancho del país (te acuerdas de las cartas que le enviaron al presidente Boyer para que ocupara el lado Este de la Isla de Santo Domingo).

¡No dudes que se repitan los reclamos!

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