La familia mercedaria está de júbilo, porque este año se cumple el 800° aniversario de la fundación.
En el 1218, Pedro Nolasco, un comerciante español de clase media que se dedicaba a viajar por los principales puertos del Mediterráneo para vender telas, se identificó con el dolor de los encarcelados por los musulmanes.
Entonces, inspirado en la Virgen de las Mercedes, cuya fiesta celebramos hoy 24 de septiembre, fundó la Orden La Merced, cuyos integrantes se dedicaron a redimir a los cautivos y liberarlos a costa de sus bienes, de su propia libertad y dando la vida si era necesario. Concomitantemente con eso, también les proporcionaban los cuidados necesarios para su salud física.
Hoy, esa familia, compuesta por institutos religiosos masculinos y femeninos, se ha extendido a todo el mundo unidos por un vínculo común: la liberación integral del ser humano bajo el lema “Ser libres para liberar”.
La orden de La Merced fue la tercera en establecerse en esta isla; anterior a ellos llegaron los franciscanos y los dominicos. En el 1514 se edificó el primer convento mercedario de América en la Zona Colonial y la obra de esta congregación se ha extendido por todo el país a través de la evangelización, educación, servicios a los internos en cárceles y otros programas sociales.
La familia mercedaria descalza. Dentro de esta congregación están los mercedarios descalzos, que tiene 46 años de establecida en República Dominicana.
El superior de la orden, el padre Fray Roberto Peña Beato, explica que en la actualidad “ha habido una renovación profunda adecuando nuestro carisma a las necesidades de los nuevos tiempos, redimiendo la nueva forma de cautividad”.
En ese tenor, el religioso cita el analfabetismo, la carencia de salud, huérfanos, viudas, desnutridos, niños de la calle, drogas, internos penitenciarios, enfermos, así como las necesidades básicas de la sociedad, tales como falta de viviendas y de agua potable, entre otros.
Con una feligresía de más de 40 000 personas, la orden de los mercedarios descalzos, en la Zona Oriental de Santo Domingo, opera tres parroquias con sus respectivas capillas: San Simón Apóstol, en Villa Faro, de la cual el padre Peña Beato es párroco; Epifanía del Señor, en Villa Carmen y Nuestra Señora de las Mercedes, en La Esperanza.
Además, el colegio “Tirso de Molina”, contiguo a la parroquia en la Carretera de Mendoza, donde centenares de niños y niños de la zona reciben educación de calidad; el Centro Médico Nuestra Señora de Las Mercedes, ubicado en el barrio marginal Mandinga, donde son atendidos niños, adolescentes, mujeres embarazadas y envejecientes de escasos recursos.
Asimismo, la orden tiene el Centro Nutricional Padre Clemente, donde diariamente un grupo de personas recibe alimentación gratuita.
El padre Robert Peña Beato, que aspira a que “haya una sociedad más justa, donde brillen el amor, la paz y la unidad”, dirigió un mensaje para los dominicanos en ocasión de la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, quien es además la patrona de los dominicanos.
Sus palabras fueron las siguientes: “Que amen y perdonen, porque el amor hace nuevas las cosas, y que sea Jesucristo el lucero que ilumine sus vidas para que, a través de su claridad, brille la libertad y la concordia en nuestra sociedad”.
“Que nuestra madre y patrona del pueblo dominicano, la Virgen de la Merced, interceda ante su hijo Jesucristo por nuestra sociedad”, agrega el sacerdote.
La Virgen de la Merced o Nuestra Señora de las Mercedes es una advocación mariana venerada por millones de católicos en todo el mundo.