Instalaciones deportivas

Instalaciones deportivas

HOY nos pone ante inverosímiles realidades de los campos deportivos, halladas por doquier. Las poblaciones piden con frecuencia, la construcción de complejos deportivos. Erigidos, muestran un abandono explicable únicamente en la incuria natural de nuestras gentes. Porque, ¿qué otra causa puede aducirse? Algunos imaginativos partidarios de la omnipresencia gubernativa, recordarán que las autoridades no ofrecen mantenimiento a las obras. Construyen, dirán, pero no mueven un dedo para mantenerlas.

Tienen razón aquellos que se atrevan a esgrimir este argumento. Olvidan ellos, sin embargo, que el uso continuado implica el cuidado y que ese cuidado impone la preservación. Por consiguiente, detrás de las maltrechas condiciones presentadas por ciertas obras, hay algo más. Los daños hablan de una atávica dejadez, de una cierta negligencia, de una inveterada inclinación al abandono.

Concibo que un edificio dedicado a una Dirección Regional espere mantenimiento del sector público. La totalidad de otros niveles y representaciones de oficinas gubernativas también deben ser acondicionadas por el gobierno central. Pero, ¿una instalación deportiva? ¿Acaso no es la misma de uso popular y a ella acuden las personas, jóvenes o adultos, interesados en esas prácticas deportivas? ¿No deben poner ellos de su parte en conservar esas infraestructuras bajo condiciones apropiadas a sus ejercicios?

Un daño considerable, resultante de un evento natural inusitado, tal vez requiera asistencia del gobierno central. Fuera de un suceso ocasional, son los que ayer reclamaron y obtuvieron la construcción, quienes deben preocuparse por sostenerla de manera adecuada a sus requerimientos. Los daños en baños, para no escudriñar más allá, reflejan, más que dejadez, falta de higiene. ¿Es posible que un deportista permita que un sanitario muestre insólitas mugre y fetidez? Ese deportista merece una reconvención de todo el que por estas instalaciones cruce y contemple tan denigrante espectáculo.

Propongo como un medio de estimular la responsabilidad de los deportistas y los clubes que los agrupan, que se les otorgue contractualmente el cuidado de las instalaciones. A cambio de la preservación y mantenimiento de los mismos, puede facultárseles para que arrienden espacios y cedan por dinero tales instalaciones. Una proporción de los ingresos se ofrecerá como compensación a un responsable directo y constante en su trabajo, de esas estructuras. La otra parte, a la limpieza y mantenimiento cotidiano de las mismas. Quizá, a partir de una experiencia tal, contemplemos unas instalaciones deportivas distintas a éstas que presenta y seguirá presentando HOY.

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