Instituto Oncológico para todos

<p>Instituto Oncológico para todos</p>

SERGIO SARITA VALDEZ
La historia está llena de ejemplos de individuos quienes desde un origen humilde han recorrido una larga trayectoria de superación y de entrega total a las causas más nobles y dignas de su pueblo y de la humanidad. Esos seres han tenido como característica primordial el continuo afán de  lucha por prepararse adecuadamente para luego entregarse sin desmayo al logro de los objetivos que en sus mentes se han trazado.

Uno de esos excepcionales especímenes humanos teñido como el azabache, de un temple hacia la adversidad de mayor dureza que la del diamante y mejor solidez que la del acero lo fue el doctor Heriberto Pieter. Nos recuerda su colega y compañero de trabajo Arturo Damirón Ricart que Heriberto vino al mundo el 16 de marzo de 1884 en la ciudad de Puerto Plata y que su padre era descendiente de esclavo y procedía de Curazao. La madre era oriunda de la Novia del Atlántico y venía de los estratos más pobres de la tierra de Gregorio Luperón.

Narra Damirón que la niñez de Pieter estuvo llena de precariedades pues para colmo de males su padre era alcohólico lo que agravaba las penurias económicas del hogar. Siendo todavía un jovenzuelo fue obligado a enrolarse en las filas del ejército dominicano y enviado al batallón Ozama en Santo Domingo. Su alma de pacifista y su vocación de atender a los enfermos lo llevó a desertar de la milicia, por lo que se vio obligado a huir al vecino Haití para tiempo después retornar al lar nativo. El 31 de agosto de 1903 se convierte en el primer negro criollo que se gradúa de bachiller. El 20 de octubre de 1906 se recibe de médico y se traslada a la hoy ciudad de Salcedo entonces llamada Juana Núñez. Allí en escasos diez meses desarrolla una práctica exitosa, sin embargo, su afán de crecimiento intelectual lo llevan a viajar al viejo continente, alojándose en París, en donde tres años después completa sus estudios especializados en la Escuela  de Medicina Colonial.

En 1910 retorna a República Dominicana y se establece en San Francisco de Macorís, poblado del que prácticamente se hace líder de la buena práctica médica.

En 1920 regresa a Francia desde donde aprovecha para viajar y conocer los avances de la medicina berlinesa de la época.

En 1928 completa el postgrado parisiense exponiendo su tesis acerca del cáncer pulmonar. Retorna de manera definitiva a Santo Domingo, ciudad en la que hace residencia definitiva, creando en la Universidad la cátedra de cancerología y patrocinando años después el Instituto del Cáncer, este último ubicado en sus inicios en la calle Sánchez de la zona colonial.

Asevera su entrañable amigo Damirón Ricart que «el Instituto de Oncología fue hijo de su inspiración y sus desvelos, y su traslado al actual sitio en donde funciona, en terrenos que fueron donados por el gobierno dominicano en el área de Ciudad Universitaria se debió a una generosa donación en metálico que él hizo, de su propio peculio; cada año fue aumentando el prestigio de dicho centro, del cual fue su mentor y director por mucho tiempo. El terreno donado, que parecía muy grande cuando se iniciaron los trabajos de construcción, está resultando demasiado pequeño en la actualidad y se puede afirmar que cada metro cuadrado de terreno ha sido utilizado en la actualidad». Este es parte de una conferencia que dictara el doctor Arturo Damirón en Puerto Rico el 25 de mayo de 1979.

De final de la década de los setenta del pasado siglo XX a principio de siglo XXI es mucho lo que ha crecido el Instituto Oncológico que ahora certeramente y con justicia lleva el nombre de su fundador el doctor Heriberto Pieter. Ha aumentado logarítmicamente su capacidad de servicio, la variedad de las atenciones a pacientes afectados de cáncer, así como la calidad de los cuidados ofertados. Sin embargo, existe una desproporción entre la gran demanda de la población y la oferta que con grandes sacrificios entregan profesionales, técnicos, voluntarios y toda una familia de servidores unidos a través de la hermosa y encomiable mística de entrega total a servir a los pacientes cancerosos, llevándoles cura, recuperación, rehabilitación, alivio, consuelo, y ya al final una muerte digna y lo menos dolorosa posible.

Enhorabuena recibimos la agradable noticia del proyecto de construcción del Centro Oncológico Integral doctor Heriberto Pieter por parte del gobierno que preside el doctor Leonel Fernández Reyna. Una obra de tal envergadura se pondría a tono con una prioridad social en el campo de la salud como lo es el contar con un centro moderno especializado de nivel terciario para atender a todos los habitantes de esta tierra de Duarte, sin distinción de status socioeconómico, ni raza, origen, religión, ideología ni partidismo político. Esa nueva y confortable edificación estaría ubicada en terrenos de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y contaría con los aparatos de última generación que la alta tecnología mundial ha creado para el diagnóstico temprano, tamizaje, tratamiento y seguimiento de los enfermos con neoplasias malignas.

¡Adelante con la construcción del Centro Oncológico Integral doctor Heriberto Pieter! La mudanza del Instituto Oncológico presente al nuevo Oncológico Integral, es elevar merecidamente la memoria y llevar en hombros a las puertas del cielo, a quien en vida se llamó Heriberto Pieter, inmortalizado ahora por el pueblo por su gran obra de bien a favor de los demás.

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