La tendencia más inteligente entre pueblos con rasgos, intereses e inquietudes comunes es  asumir la integración como la llave maestra hacia el éxito económico y social, sin merma de soberanías y culturas. La Europa dispersa nunca tuvo, ni por asomo, la influencia que tiene después de la adopción del estatuto integracionista que la bautiza como Unión Europea. En América, el Mercosur tiene la misma tendencia hacia la creación de un estatuto común para cuestiones que van más allá del intercambio comercial. Y otros esquemas, como la Comunidad Andina de Naciones, están basados en premisas integracionistas de gran valor.

Por las mismas razones, la Cumbre de América Latina y el Caribe debería inspirar un proceso de integración que aspire a hacerle frente a las situaciones que de modo común afectan a nuestros pueblos. La crisis financiera global, con todas sus funestas consecuencias, es una coyuntura oportuna para pensar en una integración profunda, que permita diseñar fórmulas de asistencia mutua entre estos pueblos, cuya dispersión continúa siendo talón de Aquiles que obstaculiza el progreso en todos los órdenes. El reclamo de una explicación detallada de la naturaleza y alcances de la actual crisis, propuesta por el Presidente Leonel Fernández, sería una excelente iniciativa para comenzar un proceso integracionista vigoroso y decidido.

Mucho más que un accidente

Las circunstancias en que desapareció una avioneta con doce personas a bordo, de cuyo piloto se ha dicho que tenía suspendida su licencia por faltas graves, pone en entredicho la rigurosidad de nuestros controles aéreos. Las autoridades tendrán que explicar cómo ingresó al país un piloto en falta y cómo se permitió que hiciera operaciones de vuelo desde un aeropuerto dominicano bajo esas condiciones.

Además, habría que explicar la legalidad de los documentos de los pasajeros del avión y cómo, en caso de ilegalidad,  pudieron pasar los controles  de migración de salida. Debe haber un informe detallado sobre los procedimientos seguidos desde la llegada de ese avión hasta su salida.  El caso debe servir para detectar irregularidades y responsabilidades, y para mejorar nuestros controles aeroportuarios. Pero sobre todo, para adoptar las medidas necesarias para evitar que este tipo de descontrol, inexplicable, pueda repetirse.