Intelectuales y el cerebro

Intelectuales y el cerebro

Hace dos sábados en este periódico, los intelectuales, y muy buenos amigos del que suscribe, Don Federico Gratereaux y José Albaine Pons, se refirieron a temas del cerebro, uno en su columna Enfoque y el otro en la sección de Areíto.

En ambos artículos  estos escritores de grandes luces hacen referencia, el primero a un soldado en las trincheras de la guerra que hace una especie de delirio, y el segundo, neurocientista se refirió a los conceptos modernos de la escritura, y menciona un daño cerebral poco común, que es la alexia sin la agrafia.

Primero, debo confesar mi agrado ante los artículos pues somos más en esta neurohermenéutica, al mencionar Don Federico un soldado durante la Primera Guerra Mundial, que en las noches soñaba con su madre tocando piano. Es uno de los mecanismos de evasión ante el estrés severo.

El llamado estrés postraumático genera el que mecanismos de defensa protectores actúen, tales como: la flexibilidad de la autoestima, la creatividad, la apertura y la capacidad de aprendizaje de las experiencias. Sabemos que el estrés postraumático es consecuencia de que un individuo haya vivido un suceso en el cual peligró su integridad o la de terceros, origina sentimientos de miedo, desesperanza y horror. Igual menciona Don Federico, en el citado artículo que: “La ensoñación del soldado, a lo mejor fue un recurso de “higiene electroquímica” de unas neuronas en perpetua alerta”. Correctamente, los organismos sufren cambios perdurables bajo la presión aguda o crónica del medio ambiente y los sucesos vitales. Al igual que los procesos mnemónicos, los sucesos trascendentes, significativos, con estrés importante dejan su marca en el cerebro. Esto se relaciona con la secreción hormonal y de neurotransmisores, contribuyendo a enfermedades cardiovasculares e inmunológicas.

Por otro lado, el neurocientista, José Albaine me recordó los años de INTEC, en un ensayo sin desperdicios: “Cerebro, lectura y escritura”, hace referencia a las lagunas y  grandes dificultades de los estudiantes en la actualidad sobre el leer y el manejo del lenguaje. Subscribo todos sus criterios, y con pesar debemos aceptar una triste realidad en la juventud de hoy, pocos saben leer correctamente. Menciona el último libro “The mind’s eye” de Oliver Sacks,  neurólogo amigo, de origen inglés, que labora en  la Universidad de Columbia. Alude el caso de un paciente con daño cerebral que no podía leer pero sí podía escribir, es decir que él escribía y luego no podía leer lo que él mismo escribió. Es un síndrome dramático del que hemos visto pocos casos. En los pacientes diestros la lesión se localiza en la parte mesial del lóbulo occipital izquierdo, parte del temporal y del cuerpo calloso, es la llamada alexia sin agrafia. Síndrome bien reconocido desde la magistral descripción de Jules Dejerine,  neurólogo francés en abril  del 1892.

Él cita a Vargas Llosa, al iniciar su discurso al recibir el premio Nobel, éste mencionó su alfabetización, uso  palabras similares, muy bien recuerdo quién me alfabetizó. En mi caso en particular, aprendí a leer a los cinco años, en la clase de Sor Laura, monja Mercedaria española, en el Colegio San Rafael de San Cristóbal. Es la cosa más importante que me ha pasado en mi vida. Pronuncié entonces el discurso de “Ya sé leer”,  fue el muy  temprano inicio de mi  discursear.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas