Para triunfar en la vida es importante saber lidiar con gente, según psicólogo Salvador Espinal Fernández. Afirma que la inteligencia emocional es vital para el éxito de las empresas.
Defendió esta premisa al dictar la conferencia titulada La inteligencia emocional en la gestión de conflictos
Ante estudiantes de la carrera de Administración de Empresas, docentes y funcionarios de UNICARIBE, Salvador Espinal insistió en que cualquier persona, por más que sepa de su profesión, por más maestrías y doctorados que acumule en su vida académica, no será exitosa si no sabe tratar con personas.
De allí la importancia de que en las empresas, sus líderes sepan manejar sus emociones y puedan aplicar sus habilidades y actitudes para lograr los resultados deseados a través del uso adecuado de los sentimientos propios y ajenos, expresó.
Espinal informó que la inteligencia emocional es un concepto que se ha venido manejando desde hace algunas décadas, pero fue el psicólogo Daniel Goleman quien lo socializó al público no experto, afirmando que para lograr el éxito en la vida es más importante la inteligencia emocional que el cociente intelectual y que la inteligencia analítica.
Durante la conferencia, Espinal puntualizó que en las empresas es común percibir cómo el chantaje y la intimidación se expresan con el inadecuado uso de la inteligencia emocional; mientras que la seducción, la motivación y el liderazgo, al contrario, podrían hacer crecer a su recurso humano en valores y principios éticos para el beneficio de las mismas.
Agregó, los conflictos son el resultado natural de diferentes maneras de ver las cosas, pensar o de sentir. Permiten descubrir los errores, mejorar e innovar. Por consiguiente, no se pueden eliminar; no es conveniente, ya que sin ellos se impediría la renovación. Lo importante es saber manejarlos, dirigirlos, administrarlos, controlarlos, gestionarlos. Manejar las relaciones de los contendientes durante el conflicto y, principalmente, después de él.
Muchas veces en las relaciones empleador-subalternos, o entre los mismos compañeros de trabajo, surgen intereses, necesidades, sentimientos de orgullo, colaboración y/o competencia, que a su vez pueden generar emociones.