Inteligencia espacial y guerra de guerrilla

Inteligencia espacial y guerra de guerrilla

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Los que trabajan en el tránsito urbano no necesitan saber qué es la semiótica, ni quiénes fueron Saussure y Bachelard. Ni saber qué cosa es la Sociología del Espacio. Pero al menos deben pasar una prueba elemental sobre inteligencia espacial (un test).

Actualmente se habla bastante de inteligencia emocional. San Pablo nos alertó y nos instó a desarrollar la inteligencia espiritual; que es la que nos permite ir en la ruta correcta en nuestras vidas.

Los griegos desarrollaron la inteligencia racional y analítica, madre de nuestras ciencias contemporáneas. Pero se habla poco de la inteligencia lúdica, necesaria para jugar y competir en deportes. Por eso hay atletas de menor desarrollo muscular que pueden superar a otros con mejores contexturas.

Pero hay personas que no ubican el norte y el sur; o que nunca han visto un mapa, mucho menos saber leerlo. Hay agentes que no conocen siquiera la Capital, y que nunca han conducido un automóvil. Pero que sin embargo pueden tener inteligencia espacial, y cinética, esto es, relativa al movimiento. También es posible que haya funcionarios u oficiales no familiarizados con el diseño vial, ni con los estudios de origen y destino, obligatorios para sus funciones.

Pero el agente debe tener por lo menos un instinto, una habilidad innata para orientarse y ubicarse convenientemente en el espacio vial, o en los diferentes tipos de espacios urbanos.

Los abuelos nos enseñaron a orientarnos por el sol, las montañas y ríos. Pero hay constructores que no saben bien dónde colocar convenientemente los baños ni las puertas de acceso y de escape, y usted tiene que preguntar o adivinarlos.

De estas cosas sabían los antiguos, especialmente los monteros y monteadores, los que iban al frente explorando fronteras, nuevos territorios. Las supieron los guerrilleros del Che Guevara, quienes localizaban los lugares claves para atacar sorpresivamente, y dónde el enemigo, desde el punto de vista territorial, era menos capaz de defenderse y escapar.

En mi libro sobre Sociología del Espacio Vial, traté el tema y recomendé a la Amet utilizar procedimientos similares. (No exactamente a ubicarse en espacios de comodidad, como la intersección Lincoln con Mejía Ricart, donde todo el mundo que allí están, posiblemente porque no da el sol a ninguna hora).

Lo menos que debe tener el Intrant es un mapa clasificatorio por tipo de problemas de circulación, y tipo de infractores; según frecuencia, peligrosidad y otras variables claves; y por horas pico o de baja circulación. Se puede construir una “escala de beligerancia y peligrosidad vial”, que permita elaborar una “estrategia de asaltos”, una versión inteligente de “visitas sorpresas”, con todos los elementos que debe tener este tipo de operativos.

Convendría hacer campañas de comunicación, para que nadie se sienta sorprendido respecto a este modelo operativo, para que la población circulante sepa lo que viene, y entienda que deberá comportarse de acuerdo a lo que la ley establece.

Lo que no debe este tipo de operativo es fallar, ni ser indebidamente indulgente. Este tipo de acción tiene que ser seria y estricta: impecablemente profesional.

Un agente tránsito debe pasar una prueba sobre inteligencia espacial

Debe tener por lo menos un instinto, una habilidad para orientarse

El Intrant debe tener un mapa clasificatorio por tipo de problemas

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