Inteligencia social

<p>Inteligencia social</p>

SERGIO SARITA VALDEZ
Muchas han sido las horas dedicadas a la investigación, y grande el esfuerzo desplegado en el campo científico, tratando de descifrar el complejo enigma de cómo funciona la mente. No menos estudiadas han sido también las áreas del cerebro en donde residen las neuronas responsables del comportamiento de las personas. La neurobiología nos ofrece las bases estructurales y fisiológicas de la memoria, así como de la conducta humana. Gran parte de lo que hoy sabemos deriva de trabajos experimentales llevados a cabo en animales de laboratorio, amén de patologías orgánicas producto de accidentes y enfermedades neurológicas.

No menos importantes han sido las observaciones sobre la inteligencia realizadas por psicólogos y sociólogos en grupos de individuos. Hombres de la categoría de Howard Gardner y de Daniel Goleman se han convertido en referencia obligada de cualquier tipo de análisis serio acerca de la capacidad de las personas para entender y resolver con eficiencia y raciocinio toda una diversidad de situaciones y conflictos.

Goleman impactó el mundo intelectual en 1995 con su impactante obra Inteligencia emocional, libro que marcó un hito al romper viejos paradigmas fosilizados sobre la mente humana. En el año 2006 el mismo escritor vuelve a sorprendernos gratamente con su ensayo Inteligencia social. Publicado por la editora Planeta el texto consta de 21 capítulos. En ellos describe al cerebro social como uno de los mecanismos de adaptación de la naturaleza que utilizan los primates para poder sobrevivir y enfrentar los retos que implican desarrollarse en grupo.

Entre las habilidades de la inteligencia social se mencionan la conciencia social, la empatía primaria, la precisión empática, la capacidad para escuchar a los otros, el conocimiento social, el manejo de las relaciones sociales, la sincronía, la influencia y la preocupación por los demás, entre otras. Daniel nos habla de dos circuitos paralelos por donde viajan las sensaciones provenientes del exterior. Uno de los circuitos transmite a mayor velocidad y llega a la amígdala cerebral en donde se generan las emociones, en tanto que el otro circuito conduce a menor velocidad y termina en la corteza prefrontal. Ello significa que nos emocionamos antes de lo que pensamos.

De acuerdo con Goleman hay gente que carece de la capacidad de sentir con los otros, estableciendo que los maquiavélicos son incapaces de sentir por los otros. Dice textualmente: “Los maquiavélicos parecen experimentar su árido mundo emocional interior como repleto de necesidades primarias, de sexo, dinero o poder. Los maquiavélicos son astutos estudiantes de un mundo interpersonal que pueden penetrar sólo en la superficie; su perspicaz conocimiento social percibe matices y adivina cómo pueden reaccionar las personas ante una situación dada. Estas habilidades les permiten su proverbial ingenio social.

Daniel Goleman describe a los individuos narcisistas no saludables de la forma siguiente: “ansían ser admirados más que amados. Entre sus puntos fuertes se cuenta la habilidad de ofrecer vívidas imágenes y de atraer seguidores. Estos individuos evitan incluso la crítica constructiva, que perciben como un ataque. Su hipersensibilidad a la crítica en cualquiera de sus formas significa también que los dirigentes narcisistas no buscan información ampliamente, sino que se aferran selectivamente a datos que apoyen sus puntos de vista, ignorando hechos que estén en desacuerdo con estos. No escuchan sino que prefieren pregonar y adoctrinar. Teniendo en cuenta el gran número de dirigentes narcisistas actualmente al timón de empresas, las organizaciones deben encontrar maneras de obligar a los dirigentes a escuchar y a tomar en cuenta las opiniones de los otros. De lo contrario, esos dirigentes probablemente queden aislados detrás de un muro de aduladores que lo apoyarán pase lo que pase”.

Ahonda en el concepto del narcisista diciendo:”es alguien que tiene un sentido grandioso de su importancia, abriga fantasías obsesivas de gloria ilimitada, siente ira o una intensa vergüenza cuando es criticado, espera favores especiales y carece de empatía. Como no siente la menor inclinación hacia la intimidad emocional, son muy competitivos, cínicos y desconfiados de los demás, y están siempre dispuestos a explotar a las personas que hay en sus vidas glorificándose a sí mismos incluso a expensas de desairar a alguien cercano a ellos. No obstante, los narcisistas típicamente se consideran agradables”.

De seguro que este nuevo libro de Goleman será tema de debates y profundas reflexiones por parte de los amantes psicología, sociología y de la política. Su lectura no tiene nada de desperdicios, muy por el contrario, aporta conceptos modernos y revolucionarios acerca de la importancia del medio en la activación y modulación del genoma humano.

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