Inteligente trotamundos

Inteligente trotamundos

Hace tiempo, cuando viajar era extraordinario, mi madre le preguntó entusiasmada a una amiga sobre su viaje a París. La viajera contestó: “Pregúntale a mi marido Julián, él compraba los boletos…”.

Los viajeros difieren. Algunos detestan a Europa por tanto edificio viejo, otros se la pasan buscando muñequitas autóctonas, y hay quienes van a Madrid a comer comida china. Pero también existen aquellos que observan y aprenden, aguzados como Marco Polo. Uno de ésos, el doctor Enrique Sanz Valdez, indetenible trotamundos, y gran amigo, al regresar de su última aventura me envió un correo, y quiero compartir el resumen con ustedes.

“Singapur vive un continuo desarrollo, limpieza, orden y lujo. Kuala Lumpur trata de superar sus famosas “torres petronas” con edificaciones cada vez más altas e inhumanas. La mezcla étnica de chinos, malayos e indios les ha dado una raza de cuotas de fealdad inimaginables.”

“Los tailandeses son los asiáticos más hermosos. Son corteses, amables, siempre sonrientes. Mucho turismo, buenas playas, cachondeo sexual, masajes y hermosos templos.”

“Sri Lanka. Poco ofrece su capital, excepto recuerdos de la época colonial inglesa. Dicen que el interior de la isla es precioso, no pude visitarlo.”

“En la India me encontré con un mundo difícilmente comprensible. Su religión mayoritaria, el hinduismo, los pastorea para la contemplación y la tolerancia. Aceptan su destino, y lo creen justo. Sus castas no permean odio ni envidas. Una filosofía compleja, que necesita de mucho tiempo para asimilarse. Tienen miles de dioses de ambos sexos. La diosa Siva exhibe un inagotable número de caras y representaciones. Es un pueblo pacífico, amable; ellas siempre con sus saris multicolores, y ellos vestidos de blanco. En el campo los hombres usan un paño, algo mayor que un taparrabo, de cintura a media pierna.”

“Los emiratos árabes son una sorpresa. Están flotando en petrodólares. Occidentalizados. Dubái es un festín de varilla y cemento, solo el quince por ciento de la población es nativa. La criminalidad es cero. No te miran con desconfianza. Dependen de occidente y la violencia que percibimos por los medios y la propaganda es imperceptible. La pelea es mayor entre ellos que con el resto del mundo. Tenemos que recordar que hasta hace poco eran camelleros viviendo entre tribus rivales.”

“En Omán, el Sultán, que es dueño del cuarenta por ciento de ese país, se pisa la barriga. Le ha dado por creerse divino. Reparte viviendas gratis, no se paga impuesto y la salud va por cuenta del Estado. Es intocable. Nadie quiere que se vaya. El pueblo ignorante y oprimido lo considera un Dios, como cuando Trujillo.”

“Lo más lamentable del viaje fue el ver la contaminación de una extensa parte de los océanos Indico, Arábico y Persa; la tala indiscriminada de bosques está desforestando el sudeste asiático. El futuro es algo tenebroso.”

Termina así este magnífico relato, el de un turista inteligente, de esos que trotan mundos ajenos aprendiendo y enseñando. Este Enrique compra los boletos, se aprende el espectáculo, y lo comparte.

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