Interpretación de la delincuencia

Interpretación de la delincuencia

Las frías estadísticas sobre muertes violentas y los homicidios, dadas a conocer por la Secretaría de Interior y Policía, deben mover a preocupación.

El hecho de que de un total de 1,440 casos registrados entre enero-julio de este año, unos 497 – el 34.5 por ciento – estén relacionados directamente con la delincuencia, muestra hasta dónde ha llegado el desborde de la criminalidad.

El titular de la Secretaría, doctor Franklin Almeyda, muestra preocupación por las 257 víctimas de los intercambios de disparos. Está en su pleno derecho.

Sobresale en el informe, que fue elaborado por la Procuraduría General de la República, que 128 de los casos correspondan a jóvenes de entre 18 a 34 años.

Y razones de sobra tiene la Secretaría al advertir que la sociedad está dando muerte a nuestra juventud, en la que – añado – está depositado el porvenir patrio.

Me sorprende que, en el deslinde de las muertes violentas y los homicidios no relacionados con la delincuencia, solo 99 de los casos ocurrieran en centros de diversión.

Recuérdese que los límites de horarios en esos establecimientos estuvieron amparados en la necesidad de reducir la violencia y la criminalidad.

Sostengo la percepción de que estos hechos deben analizarse a la luz de los múltiples factores causales. La sociedad está plagada de carencias y necesitada de una renovación moral.

Lo demás es pura teoría.

Estamos urgidos de una amplia cruzada orientadora de la juventud, y de que se combata sin miramiento el germen del descontrol social.

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