La comisión que investiga el asesinato del ex coronel José Amado González González describió ayer ante ejecutivos de prensa todo lo que ha averiguado en su búsqueda del prófugo José Figueroa Agosto, pero dejó abiertas interrogantes muy importantes. Aunque confirmó cosas que extraoficialmente ha divulgado la prensa, sobre las hazañas de este prófugo y sus múltiples negocios, los presentes en el encuentro no salieron convencidos de que hayan desaparecido las debilidades de los organismos de investigación e inteligencia que han permitido la creciente actividad del narcotráfico. Quedó la sensación de que sigue vigente la infiltración que afecta diversos estamentos de la sociedad, incluyendo significativamente la Justicia, la propia DNCD y la Policía Nacional.
También hay que resaltar la facilidad conque cambian de identidad personajes como Figueroa Agosto, su concubina y otros que viven al margen de la ley, cambios que solo son posibles a través de infiltración y complicidad en los organismos responsables de garantizar la seguridad de nuestros documentos de identidad. Basta señalar que de Figueroa Agosto se dijo que merece el sobrenombre de camaleón, por la facilidad conque cambia de identidad. Sin duda falta mucho por hacer e invertir para dotar de la integridad necesaria los instrumentos que deben combatir el flagelo del narcotráfico.
El riesgo de dejar cabos sueltos
Los investigadores del asesinato de un ex coronel y otros actos vinculados con el prófugo José Figueroa Agosto tienen la responsabilidad de evitar que queden cabos sueltos en esas averiguaciones. El doctor Marino Vinicio Castillo, asesor del Poder Ejecutivo en materia de drogas, sostiene que en la estructura creada por este personaje hay altos oficiales y gente del más alto nivel de los servicios de inteligencia del Estado. A juzgar por sus funciones y sus fuentes de información, el doctor Castillo debe tener buena base para decir esto.
Dejar de investigar a quien resultare pasible de ser investigado sería una omisión terrible, que dejaría intacta una estructura de complicidad y cooperación que ha permitido que el narcotráfico se haya fortalecido en nuestro país y sea una real amenaza para la solidez de nuestras instituciones y para la gobernabilidad. La promesa de llegar hasta las últimas consecuencias debe ser más que un discurso.