Intolerancia Congresional

Intolerancia Congresional

DIOMEDES MERCEDES
Los muy «dignos representantes» de nuestro Congreso Nacional, marcado en la conciencia social como un mercado escandaloso, agravan esta imagen, agrediendo la conciencia social con un acto de intolerancia dirigido contra el ciudadano Miguel Angel Velázquez Mainardi, antiguo miembro de nuestro parlamento, comunicador social y renombrada persona en el quehacer social, cultural y político del país. Persona, que no se ha tragado la lengua ante el poder, cuando con detergente ha sido necesario higienizarlo desde los medios de comunicación, combatiendo, como persona independiente, los desafueros de corrupción y abuso de poder en instituciones cuyos representantes visten de gala la hipocresía.

El Poder Ejecutivo ha designado al señor Velázquez Mainardi para ser nuestro Embajador en la hermana República de Chile. Designación que tiene que ser ratificada por nuestras cámaras, lo que no ha sido posible porque más allá de lo que la Constitución establece, el grueso de los congresistas le toma en cuenta al comunicador social las críticas de éste, fundamentalmente en las conductas de los asociados congresionales, que han sido cómplices de actos bochornosos que encubren bajo la inmunidad que estos poseen para beneficiarse o para beneficiar a las guaridas políticas a las que pertenecen.

La cuestión trasciende de lo particular o individual a lo público, pues se convierte en un acto directo de despotismo, que agrede a todos y particularmente a los ciudadanos y ciudadanos que defendiendo los roles de las instituciones públicas del daño que les producen sus incumbentes, intentan poner un «stop a los mismos, sin pensar en las reacciones de éstos, ni en su capacidad de ejercer violencia con daños físicos y morales a quienes, a nombre del pueblo, asumimos su defensa ante aquellos que se han apoderado como amos de los poderes públicos en beneficio personal, queriendo servirse de ellos sin objeciones, traficando con dicho poder con los grupos locales o extranjeros a quienes legitiman sirviéndose de una representación que traicionan.

¿Qué intenta esta actitud contra Velázquez Mainardi? Sin duda alguna que humillarlo públicamente. Negarle la aprobación a su designación por el Poder Ejecutivo implica en el fondo un juicio de carácter moral, inaceptable, primero porque es injusto y discriminatorio y segundo porque es un chantaje extensible que recibimos todos quienes en ejercicio de nuestros derechos ciudadanos tenemos la potestad natural y constitucional de juzgar y opinar para esclarecer la opinión pública sobre actos y actitudes, que si no fueran por nuestras opiniones, se hubieran desbordado sin control porque qué otro poder los controlaría?

La imperfección de nuestra democracia se manifiesta en los tres principales poderes del Estado sin respeto ni interés alguno por reelevar los derechos ciudadanos, base de la sociedad que necesitamos construir, pero cuando las críticas y opiniones que no son serviles ni están pagadas al servicio de quienes detentan el poder son archivadas, para luego usarlas para reprimir el derecho de opinión de los ciudadanos, estamos ante un régimen despótico que atenta contra las libertades de todo género en el país. ¿En qué democracia están pensando nuestros legisladores cuando así actúan? ¿Por qué los demás se congracian con un acto de retaliación que crea un precedente contra la libertad de opinión que condiciona la libertad de prensa en el país? Máximo cuando el Congreso Nacional tiene pocas virtudes con las cuales avalar tan injustificada maniobra y cuando este mismo Congreso ha servido para llenar el servicio exterior del país con representaciones poco honrosas por todo el mundo.

La mayor resistencia a la ratificación como Embajador del periodista Velázquez Mainardi proviene de la conjura contra él del sector del PRD, mayoritario en el Congreso, y gracias al toma y dame de las complicidades de los grupos legislativos que han creado la inacción de los otros legisladores que allí comparten el poder dominados por interés fácticos sin pensar que son vistos con desprecio silencioso por las comunidades que son y serán los jueces de su conducta legislativa.

Es claro que además quieren mortificar a este ciudadano, pero también es claro que están intentando amedrentar a quienes como él denunciamos sus desviaciones, y luchamos por el adecentamiento de las instituciones para construir la democracia posible que nos saque de la dependencia y el subdesarrollo que ellos están perpetuando, legitimándolo, porque parece que para eso fueron elegidos. Es un ejemplo más por el cual promover la lucha por la recuperación de nuestra pérdida soberanía y por el establecimiento en el país de un Estado de justicia que debemos sustentar volviendo a luchar  por ellas; porque cuando conquistamos aquí se va perdiendo y lo primero en restaurar debe ser la dignidad ciudadana, haciéndola respetar como reclamamos se haga respetar la dignidad del ciudadano Miguel Velázquez Mainardi; a quien brindamos solidaridad y solicitamos la sociedad que se le otorgue.

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