El calor y las vacaciones son el caldo de cultivo perfecto para las intoxicaciones alimentarias en verano. Por ello, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) advierte de los peligros que pueden provocar en el organismo.
La doctora Ana Isabel Sánchez Marcos, miembro del Área de Nutrición de la SEEN, destaca como uno de los factores a tener en cuenta las condiciones en las que habitan estos microorganismos.
Estos seres vivos necesitan los alimentos y unas condiciones favorables como una temperatura adecuada y un entorno no agresivo (condiciones de acidez, salinidad y humedad), así como disponibilidad de nutrientes para reproducirse.
“Con estas condiciones, si les concedemos el tiempo necesario, se reproducirán pudiendo alcanzar dosis infectivas y, además, aquellos que son toxigénicos producirán toxinas”, explica la experta.
Origen de las intoxicaciones alimentarias
La intoxicación alimentaria es una enfermedad producida por la ingesta de alimentos con presencia de gérmenes patógenos o sus toxinas, virus o parásitos.
Su origen puede estar en “la ingestión de bacterias o virus vehiculados en el alimento (infección), en toxinas producidas por aquellas previamente formadas en el alimento (intoxicación), o en formas parasitarias en fases concretas de su ciclo evolutivo (infestación)”, según la doctora.
Algunos ejemplos de infecciones más comunes son la salmonelosis y la hepatitis A; de intoxicaciones por sus toxinas, el botulismo y la gastroenteritis; y por enterotoxina estafilocócica y de parasitosis, la triquinelosis y la anisakiasis.
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Principales síntomas
Los síntomas de una intoxicación alimentaria son:
- Náuseas
- Vómitos
- Diarrea
- Dolor
- Calambres abdominales
- Fiebre (ocasionalmente)
Según el informe de la EFSA (“European Food Safety Authorithy”) de 2020, las enfermedades más comunes transmitidas por alimentos son por campylobacter, salmonella, yersinia, la bacteria escherichia coli y listeria.
En este documento, se alerta también del riesgo de las enfermedades zoonóticas, ya que son una amenaza importante y generalizada para la salud pública mundial.
Según los últimos datos, solo en la Unión Europea se notifican más de 350.000 casos de intoxicaciones cada año, aunque se estima que este número sea mayor.
Pautas para eludir las intoxicaciones
Para evitar intoxicaciones alimentarias en verano, la especialista recuerda las “reglas de oro”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), para una adecuada manipulación y conservación de los alimentos.
- Consumir alimentos tratados higiénicamente. Nunca se debe tomar leche cruda sin tratamiento térmico previo.
- Carnes, pescado y repostería siempre refrigerados o congelados. En establecimientos de restauración, se deben emplear ovoproductos en la elaboración de platos con huevo crudo que no alcancen los 75°C. Si se preparan en casa, hay que consumirlos inmediatamente y conservarlos en frío.
- Cocinar correctamente productos de origen animal. Estos alimentos pueden estar contaminados por microorganismos. Además, se deben ingerir los alimentos poco tiempo después del cocinado.
- Conservar correctamente los alimentos cocinados. Se deben guardar refrigerados a 5°C como máximo o congelados.
- Calentar suficiente los alimentos cocinados.
- Evitar el contacto entre alimentos crudos y cocinados. Un alimento cocinado puede contaminarse en contacto con alimentos crudos.
- Utilizar papel de cocina. La bayeta y el trapo de cocina pueden ser un vehículo de contaminación.
- Mantener una buena higiene antes de manipular alimentos. Una limpieza adecuada mantendrá los alimentos fuera del alcance de roedores, insectos o animales.
- Solo utilizar agua potable.
- Descartar ingerir alimentos perecederos expuestos a temperatura ambiente.
Acude al hospital ante signos de alarma
En la mayoría de los casos, la intoxicación alimentaria es leve y desaparece sin tratamiento, aunque algunas personas requieren ir al hospital.
La endocrinóloga de la SEEN recomienda consultar al médico ante los siguientes síntomas de alarma:
- Vómitos.
- Incapacidad para tolerar líquidos.
- Heces con sangre.
- Diarrea durante más de tres días.
- Dolor extremo o calambres abdominales intensos.
- Fiebre (temperatura superior a 38 °C).
- Síntomas de deshidratación. Sed excesiva, sequedad de boca, poca cantidad o ausencia de orina, debilidad grave, mareos o aturdimiento.
En caso de necesitar tratamiento domiciliario, la especialista argumenta que puede consistir en reemplazo de líquidos perdidos o antibióticos en algunos casos.
Asimismo, advierte que no deben tomarse medicamentos antidiarreicos sin prescripción médica, ya que pueden agravar el cuadro.