Inversión en infraestructura, tecnología e investigación

Inversión en infraestructura, tecnología e investigación

En los últimos años se ha incrementado en el país las celebraciones de eventos sobre el agua, los cuales tienen el sano propósito de evitar que el Sector Agua se vaya quedando relegado a un segundo plano por detrás de otros sectores más profesionalizados como el de la energía, el transporte y las telecomunicaciones. Sin embargo, se debe ser cauteloso para evitar que estas sanas intenciones desvíen la atención de los problemas reales del ciclo del agua y, nos hagan olvidar que para garantizar el suministro, la calidad y el equilibrio medio ambiental, lo que se precisa son inversiones en infraestructura, tecnología e investigación.
En el 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció explícitamente el derecho humano al Agua Potable y el Saneamiento, reafirmando que ambos son derechos esenciales para la materialización de los demás derechos. Una de las particularidades de este derecho universal es que para hacerse efectivo se precisa de una significativa inversión en infraestructura, tecnología e investigación. Sin inversión no se puede tener agua suficiente, aceptable, físicamente accesible y asequible. La misma resolución de Naciones Unidas exhorta a los Estados y Organizaciones Internacionales a proporcionar recursos financieros, a propiciar la capacitación y las transferencias de tecnologías para ayudar a los países en vía de desarrollo en su camino hacia la búsqueda de solución a los retos del agua en relación con la escasez, la contaminación y la distribución irregular, la producción de alimentos y la pobreza.
Varios organismos internacionales destacan las áreas que resumen los grandes retos del agua a los que enfrentaremos en el futuro inmediato:
Según el Banco Mundial, la escasez de agua, exacerbada por el cambio climático, podría obstaculizar el crecimiento económico, estimular la migración y provocar conflictos. Sin embargo, la mayoría de estos efectos adversos de la escasez de agua se pueden neutralizar mediante la adopción de medidas para asignar y utilizar los recursos hídricos de manera más eficiente.
Según la UNICEF, actualmente hay alrededor de 2,400 millones de personas que no cuentan con una red de saneamiento y 780 millones que no tienen acceso a fuentes de aguas mejoradas.
Sin estas necesidades básicas, la vida de millones de niños está en riesgo. En muchas comunidades del país la dificultad de acceso a agua mejorada y la falta de saneamiento son una de las principales causas de enfermedades, principalmente para los niños.
El agua, la pobreza y la alimentación están inextricablemente unidas, por lo tanto, el acceso a fuentes consistentes de agua limpia es crucial para la reducción de la pobreza y, el agua que tomamos de los ríos y de las aguas subterráneas que van dirigidas al riego para la producción de alimentos.
Estos desafíos deben ser claramente aceptados y su gravedad requiere de un plan de acción urgente a corto, medio y largo plazos para lograr una gestión eficiente que garantice la seguridad hídrica en cantidad y calidad, tanto a nivel de consumo de la población como para la producción de alimentos.
El apoyo financiero para la materialización del plan debe ser generoso y consistente, y no debe ser responsabilidad exclusiva del ser público. En los recursos hídricos hay que comprender que la eficiencia es un concepto de múltiples facetas, que implica hacer más y mejor con menos; es decir obtener más valor con los recursos disponibles y reducir el consumo de estos. En este sentido, el sector privado puede y debe involucrarse, ya que suelen tener la búsqueda de la excelencia tecnológica y la innovación en su ADN competitivo.

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