Inversión rural

Inversión rural

Me alegra que el Gobierno Dominicano destine los seis mil millones de pesos para apoyar la producción agropecuaria. Los recursos, provenientes de instituciones financieras, serán prestados. No importa. Lo había proclamado don Cesáreo Contreras, que los productores no querían dádivas. Pero las autoridades públicas deben crear conciencia respecto de lo que significa, para el país, la producción en la zona rural.

En tiempos en que la agropecuaria se ha vuelto, como toda la economía, dependiente de factores externos, sigue siendo importante fuente de empleos. Tanto en el caso de los grandes predios, que operan como empresas organizadas, como en los casos de pequeños agro-criadores, el campo ofrece lugar de sustentación. Aunque no genera puestos de cómoda actividad y mucha frescura, permite ganar a los involucrados, tal vez precariamente, el pan de cada día.

La comida de los pueblos, por otro lado, no debe quedar a expensas de suplidores ajenos al interés mismo de una Nación. Es cuestión de seguridad nacional proveer sostenida y abundantemente, bienes primarios de consumo. Y aunque los pueblos procuran aprovisionarse por sí mismos, los gobiernos son responsables del empeño. Impulsar las fuerzas del instinto de supervivencia, mediante mecanismos y recursos diversos, es parte de esa tarea del sector público. De manera que los seis mil millones tienen que suministrarse como avance, como bien lo dijo el presidente Leonel Fernández al hacer el anuncio.

La inversión en el campo no es del todo recuperable. A la empresa agropecuaria se la debe considerar de modo que el país más que los prestamistas, sea quien alcance el beneficio. Pero los prestamistas no pueden perder sus recursos, que muchas veces son de terceros. De ahí la imprescindibilidad de una banca pública como el Banco Agrícola de la República. Ahora bien, esta organización debe prestar sobre seguro. Sus niveles de recuperación deben ser altos. En casos de pérdidas de cosechas y crianzas negociará con los prestatarios  Siempre que el prestatario esté precedido de un historial de seriedad y honorabilidad, se le ofrecerá nuevo apoyo.

En esto, preciso es seguir el modelo del fundador del Bank of America. Amadeo Peter Giannini no ejecutó bienes cedidos en hipotecas o pignorados al Bank of Italy, negocio que precedió al Bank of America.  Ni cedidos a éste, cuando reorganizó aquél con este otro nombre. Si el historial de pagos –y la actitud del prestatario- eran garantía por sí mismas, comprometía nuevos recursos con el prestatario. Aunque esta vez le daba seguimiento y asesoría en sus operaciones. De este modo debe proceder la banca pública en apoyo a la agropecuaria, si queremos un país realmente productor.

Pero sobre todo, como hemos señalado en ocasiones anteriores, el Gobierno Dominicano debe crear las apropiaciones presupuestarias de lugar. Porque la inversión en la ruralidad es, también, asunto de seguridad nacional.

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