Un nuevo panorama se observa en el país sobre un mayor flujo de inversión extranjera directa e interna, así como el afianzamiento de la confianza del sector empresarial para desarrollar nuevas iniciativas dentro de un clima propicio para los negocios y la generación de riqueza.
La inversión extranjera directa es, en gran medida, la mayor fuente de capital internacional para los países en desarrollo, y se le considera una de las fuentes más favorables para el desarrollo.
Genera empleos, impulsa la capacidad productiva, habilita a las empresas locales para que accedan a los nuevos mercados internacionales y, con ello, transfieran tecnología que puede tener efectos positivos a largo plazo.
Ese panorama se presenta tras los encuentros que ha venido sosteniendo el ministro de Industria y Comercio, Temístocles Montás, con los diferentes estamentos del sector empresarial del país e inversores extranjeros, presentándoles un plan estratégico de promoción de la industria, el comercio, la inversión, y para impulsar la formalización y competitividad de la micro, pequeña y mediana empresa hacia un desarrollo sostenible.
E incluso ha asumido el compromiso de trabajar para afianzar el clima de negocio que existe hoy en día y enfrentar cualquier obstáculo que surja y que pueda incidir en la producción, en el fomento de nuevas empresas y la exportación.
Ese esfuerzo concentrado ayudaría a cuadruplicar la inversión internacional y serviría de incentivo para la expansión de la industria, el comercio y los servicios. La complementariedad a ese entorno, son las políticas públicas e inversiones que ejecuta el Gobierno para satisfacer las demandas de la sociedad.
Un buen ejemplo de ese entorno es la inversión pública y privada en infraestructura logística y de movilidad. Desarrollar y fortalecer esta infraestructura tiene un impacto potencial sobre el desarrollo económico y la disminución de la pobreza.