Inversionista cree dominicanos son vagos

Inversionista cree dominicanos son vagos

Sopla un aire frío en la fábrica de chocolate, donde unas cuantas mujeres vestidas de blanco y veloces manos empaquetan chocolate en paquetes decorativos. La Navidad es el período de los dulces postres, y la efectividad se nota en la fábrica de chocolates de Peter Beier.

Fuera del local, en el centro industrial de Stenløses, luce la poca luz del invierno después de la corta visita a la fábrica.

En el otro lado del planeta, en la isla caribeña de La Española, la temperatura, la luz y no menos los que viven allí, están formados de otra forma y calidad. Aquí en el trópico crece una fruta de color naranja como una pequeña pelota de rugby la cual da el mejor cacao del mundo.

Por esa razón, el chocolatero Peter Beier, hace medio año, decidió aumentar su producción comprando una plantación de 20 hectáreas en la jungla dominicana. Pero antes de la llegada a Dinamarca del producto de su propia plantación, tuvo Peter Beier que enfrentarse con ciertas características, algunas positivas, y otras, de mucha frustración en una cultura totalmente diferente y extraña.

Ha tardado casi dos años en arreglar la compra de la plantación. Unas veces estaba la plantación en venta, otras, no, y cuando descubrieron que era un occidental europeo el que estaba interesado, empezó misteriosamente a aumentar el precio. «Se trata de una república bananera», dice Peter Beier, sin desprecio en la voz.

Todo lo contrario, al parecer, Beier se ha enamorado profundamente en la isla, esto lo dice él, que es el exitoso hombre de negocios del chocolate en Dinamarca, cuyo negocio creció este año aumentando sus ventas en 20 millones de coronas comparado con el año anterior.

La naturaleza es un tesoro allí. La gente es muy dulce y en extremo sentimental. Descansan y se relajan totalmente, tanto, que les es imposible entrar en actividad. Así es la cultura allí. No hacen otra cosa que estar todo el tiempo descansando, dice Peter Beier, y con una gran sonrisa en la boca, añade: «Las chicas son bellísimas. Mi mujer jamás me dejaría ir solo a la Isla».

[b]UN NEGOCIO INSEGURO[/b]

No es solamente por dinero que Peter Beier ha invertido 1.4 millones de coronas en un pedazo de jungla verde, donde crece a parte de la planta del cacao, cocos, mangos y otros frutos tropicales. Él espera que el negocio de un saldo negativo los primeros años, de entre 50.000 y 100.000 kr, sobre todo, porque su planta de cacao no debe mezclarse con otras cosas, y su proceso, está a cargo de una conocida fábrica francesa, donde se trabaja el chocolate puro y el proceso sale muy caro. No es un gran problema que el negocio no sea comercial desde el primer momento, pero me da la oportunidad de controlar toda la producción de mi chocolate desde el primer momento, desde la plantación, hasta mi fábrica en Dinamarca, pasando por Francia. Ahora se yo, constantemente, de dónde viene y cómo es mi materia prima, indicándonos por qué el cacao de la República Dominicana es el mejor del mundo, por el clima y los componentes de la tierra. Además, el cacao es totalmente ecológico, ya que en la República Dominicana se desconocen lo que son los abonos y los pesticidas.

Cuando él se decidió por tener su propia plantación de cacao, recibió Peter Beier ayuda de experto en chocolates francés Callebaut, que tiene clientes en todo el planeta. Se tuvo México y Cuba en consideración, pero la elección recayó en la República Dominicana. Allí se hizo un contacto con un pequeño matrimonio campesino para vender parte de su tierra al danés.

Ya antes que llegara ese momento, tuvo Peter Beier que pagar a pequeños funcionarios con enormes cantidades de dinero para que la compra tuviera forma. El asunto se desenvuelve de la siguiente forma: El funcionario de turno, me dice, que tiene que arreglarse una u otra formalidad, antes de que el proceso pueda continuar, indicando que él verá si le da tiempo o no. Entonces, tengo que preguntarle yo, qué es lo que es necesario, para que al funcionario le de tiempo a arreglar mis papeles. Entonces, empieza el funcionario a lloriquear, contándome, qué difícil lo tiene él con la situación económica y con tantos hijos, dos mujeres y la amante. Pero que la diligencia sería mucho más rápida si el funcionario recibiera algo de dinero. Esto lo cuenta Peter Beier, moviendo la cabeza con sonrisa de cómplice, como diciendo: así son las cosas allí.

[b]UNA GRAN FAMILIA[/b]

Peter Beier cuenta que él recibió clara advertencia de su abogado en la Isla de que este quería ser su representante de negocio que tuvo que hacerse para comprar terrenos en la República Dominicana. Cuando Peter se dio cuenta del asunto, intentó cambiar de abogado, pero finalmente se dio cuenta de todos estaban en la misma familia, y que no había ninguna diferencia.

Los representantes del gobierno local prefirieron que las cantidades de dinero se dieran en efectivo, en una maleta de dinero… Yo ahora uso un banco, pero he tenido mucha suerte de que no fuera uno de los principales de la Isla, porque acabo de oír que se ha ido a la quiebra entonces hubiese perdido todos mis ahorros, dice Peter Beier, indicándonos, que después de depositar los 1.4 millones en su firma en República Dominicana, su banco allí tardó muchos meses antes de comunicarle que su dinero había llegado al banco.

La primera vez que Peter Beier estuvo en la República Dominicana, le dio un choque ver el tremendo calor y la humedad, y también sobre diferentes aspectos de la sociedad dominicana, tales como la primera impresión en el aeropuerto, en la que no solo se encuentran palmeras, pero también los pájaros han dejado su huella en el cemento. Pero la experiencia fue también tan positiva, que él ha vuelto con su mujer y sus hijos, y quiere pasar todas sus vacaciones siempre en La Española.

La película de Steven Spielbergs Jurasic Park fue filmada en la Isla, y toda la familia se había preparado para encontrar el mismo ambiente allí.

El mayor problema con la plantación en la República Dominicana es que los dominicanos odian trabajar.

Pero hace falta mano de obra para manejar la plantación, no solamente recolectar la planta, sino también para mantener constantemente en jaque la maleza, pues al ser la tierra tan fructífera, todo crece.

Por esa misma razón, sus trabajadores en la plantación son ilegales de Haití, ya que los muy orgullosos y vagos dominicanos ven a los haitianos como ciudadanos de segunda categoría en la sociedad dominicana.

Al mando de sus trabajadores dominicanos tiene Peter Beier un capataz llamado Miguel, el cual, según nos cuenta el amigo botánico austriaco de Peter Beier , no les tira de las orejas. Si no fuera por la disciplina en la plantación, todo se vendría abajo, ya que a nadie le hace falta trabajar en la isla, ya que es tan fructífera, les basta con recoger la fruta que cae de los árboles y que crece por todas partes. Peter Beier nos cuenta también, que los haitianos asustan a los dominicanos con sus creencias y prácticas del vudú. Los haitianos tienen miedo de moverse por la noche cuando hay luna llena.

Hay mucha pobreza en la isla y enorme criminalidad. Peter Beier nos cuenta con determinación, sin tristeza, que si él decidiera dormir en su plantación, está seguro que sería víctima de un robo. Por eso, vive la familia siempre en un resort de turismo cerca del mar. Hemos tenido que aceptar esta situación, así es la realidad.

[b]LA VISIÓN[/b]

Pero a pesar de los peligros, la familia está tan entusiasmada, que quiere tener su segunda residencia en La Española, ya que para sus cuatro hijos, es una pura aventura investigar esta Isla. Por eso, es muy posible que Peter Beier se construya una residencia propia en su plantación, y contrate algunos guardias de seguridad privados, para que cuiden su casa constantemente. Ya que, paradójicamente, se trata de evitar el contacto con los indígenas, para evitar ser asaltado. Para evitar estos problemas con la población local, empleo también como guardias a dominicanos. Peter Beier quiere también expandirse y comprar más plantaciones dentro de pocos años. Mi visión es ser completamente independiente con mi producción de cacao, y para eso me hacen falta 120 hectáreas de terreno. Todo está en proyecto todavía, pero ya estoy aprendiendo español para prepararme mejor en esta empresa.

La gran pregunta, es, naturalmente, cuánto es lo que él tendría que pagar por más selva con la magnífica materia prima. Las reglas en las repúblicas bananeras pueden ser complicadas de entender.

Sí, realmente, el precio ha explotado en los últimos tiempos, pero si yo lo hago bien, con lo que tengo ahora, es muy posible que mis vecinos campesinos allí me acepten, y me permitan comprar terreno a precio local.

[b]DATOS SOBRE PETER BEIER[/b]

De 38 años, Peter Beier viene de una familia de campesinos en Silkeborg (Castillo de la seda), pero eligió el negocio del chocolate, al contrario de su familia.

En 1985, acabó su educación como pastelero, y trabajó, entre otros, para el Pastelero Mayor Reinh, Van Hausen en Copenhague. Haciendo 7 años de carrera profesional en el más famoso centro comercial del país.

Tiene ahora su propio negocio, su propia fábrica y 5 tiendas en Copenhague, así como en el Sur de Suecia, también planea tiendas en Paris.

Peter Beier está casado con Linda Beier, que es abogado y socio en su negocio del chocolate. La pareja tiene cuatro hijos entre uno y 14 años.

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