Inversionistas asustados

Inversionistas asustados

Es digno de un comentario el avispero que ha alborotado el embajador de Gran Bretaña, Steven Fischer, al denunciar recientemente que una empresa británica tuvo que marcharse del país por ser víctima de intentos de sobornos,  por funcionarios oficiales que tienen que ver con la facilitación de trámites burocráticos.

La denuncia no es nueva, porque desde la  gobiernos anteriores es un secreto a voces que hasta para concertar una entrevista con el presidente de turno, era necesario “caminar”, que en el lenguaje dominicano significa pagar un peaje para lograr el objetivo, mucho más si era para conseguir permisos para instalar una empresa.

La falta de institucionalidad en nuestro país es lo que explica eso, aunque no lo justifica. Hay quienes afirman que son “intromisiones en nuestros asuntos internos”, al poner como ejemplo que un embajador dominicano en Estados Unidos o en Gran Bretaña, verbigracia, no podría hacer lo que se atribuye al embajador británico Fischer. Claro, no lo puede hacer, porque en esos países existe la institucionalidad, es decir, hay que manejarse de acuerdo a las reglas  diplomáticas establecidas.

No es cuestión de decir que Fischer debió quejarse ante la Cancillería, lo que era pertinente, pero hay que recordar que sus palabras fueron pronunciadas en un debate  sobre la corrupción, abierto por la Procuraduría General de la República. El diplomático negó que haya hecho una denuncia, sino simplemente un comentario, como si fueran cosas diferentes cuando se habla ante la prensa.

La cuestión no es criticar al embajador por sus observaciones, sino investigar si es o no cierto que en nuestro país se solicitan sobornos a inversionistas extranjeros para facilitarles trámites burocráticos. Es de muchos conocidos que empresas constructores y de telecomunicaciones extranjeras no han hecho inversiones en el país, precisamente por eso.

Las inversiones de Gran Bretaña en  República Dominicana ascienden a unos mil millones de dólares, según fuentes oficiales.

Creemos que las inversiones extranjeras son definitivamente más importantes que solicitar préstamos extranjeros, aunque tengan tasas de interés blando y a largo plazo, pero esto compromete a las futuras generaciones.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas