Inversionistas de Cocretur cegados por el prestigio

Inversionistas de Cocretur cegados por el  prestigio

Cuando el señor Henry Mancebo, ingeniero en mantenimiento, depositó sus ahorros en la financiera Cocretur, su idea era preservar ese dinero para en poco tiempo retirarlo y comprar su casa. Sin embargo, esa meta se vio frustrada debido a que su dinero y el de más de 100 ahorrantes al día de hoy no se sabe qué lo hicieron los ejecutivos de esa entidad.

El último depósito que hizo dice fue de 1 millón 300 mil pesos, en 2011, pocos meses antes de Cocretur declararse en quiebra.

Él, al igual que la mayoría de los querellantes, hoy pasa calamitosas situaciones económicas debido a la estafa de la que acusan principalmente a Miguel Mercado y Ramón Prieto Vicioso.

Diferente a otros afectados por el fraude, confía en que la cantidad de pruebas serán suficientes para hacer justicia terrenal. Confía también en la divina.

Mancebo, mientras narra como su principal proyecto de vida tener un hogar propio, se vio frustrado por la ambición de otros, no puede evitar que sus ojos se inunden de lágrimas, de la rabia y la impotencia.

Todavía se pregunta cómo los más de 100 ahorrantes, profesionales todos, y en su mayoría adultos mayores, fueron engañados por los señores Mercado y Prieto.
Entiende que el prestigio de Prieto y sus empresas lo cegaron. Aunque admite que al principio la financiera, en la cual llevaba años aportando como inversionista, funcionaba a la perfección. Pagaban religiosamente los intereses por el dinero depositado.

Producto de esa mala jugada que le hicieron pasó cuatro años pagando alquiler, pues el dinero que había reunido para su vivienda aun no lo recupera.

“Todo fue una excusa, de que es Mercado que no quiere dar el dinero, de que es Prieto y en ese mismo tema están todavía con respecto a las propuestas. Prieto dice que va a dar el 25% pero el otro no da nada”, cuenta que es lo que ha pasado en estos años.
Una versión más pesimista del proceso la tiene el señor Carlos Beras, quien dice tenía en Cocretur, que luego pasó a ser Copretur y Primesa, la suma de 18.5 millones de pesos.

Beras entiende que la justicia tarde es una justicia denegada. En su caso dice depositó en la financiera sus ahorros producto de 30 años de trabajo. Era el seguro de su vejez.

Con la de ayer son 41 audiencias, y a pesar de tener más de cuatro años en los tribunales, es en este mismo mes cuando inició el fondo en el Primer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional.

Al igual que el señor Fernando Alvarado, ve que todo este tiempo y la gran cantidad de audiencias producto de los reenvíos por incidentes de la defensa le han permitido a los imputados transferir y vender bienes, por lo que creen poco probable que puedan recuperar su dinero.

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