Invertir en los servidores

Invertir en los servidores

Para ir adelante en busca de soluciones para los centros de salud del Estado sería imprescindible rescatar de su postración los servicios de enfermería. No puede esperarse un fiel cumplimiento del oficio si los ingresos de quienes están a cargo pecan de exiguos o si laboran bajo exceso de tareas porque se ha dejado de llenar vacantes causadas por renuncias, despidos o jubilaciones. Y no se lograría que satisfagan los imperativos de la función si permanecen al margen de procesos que mejoren su competencia y reconozcan sus méritos.

Unas imperfecciones traen las otras: si el Ministerio de Salud ha echado a un lado el trato humano al recurso humano que auxilia en sus diferentes roles a los médicos ocupándose de las áreas de internamiento; si no se está tomando en cuenta que al exigir hay que atender también necesidades de los subalternos, existiendo un esquema internacional que ordena que el número de enfermeras contratadas debe corresponderse con el número de hospitalizados en cada centro, las tareas asistenciales están condenadas al deterioro. Es necesario repetirlo una y otra vez: nunca bastará con tener nuevos o remozados hospitales, apropiadamente equipados incluso, si al mismo tiempo no se procuran la excelencia administrativa y las mejores condiciones y suministros para el desempeño de quienes, quizás atormentados por necesidades, quedan a cargo de la atención a los enfermos.

La subordinación a directrices

La uniformidad en uno de los discursos que se manifiestan en el debate congresual sobre primarias y el coro de opinantes que lo respalda con signos de que responden a instrucciones superiores, han mantenido muy viva hasta ahora la pretensión de que la elección de candidatos responda a un esquema forzoso contra el parecer y buen sentido del resto de la sociedad y de los más entendidos y autorizados en la materia.

El país está a la expectativa sobre lo que finalmente va a ocurrir con la Comisión Especial que estudia el proyecto de Ley de Partidos. Habrá de verse si persiste la consigna de reservada procedencia y fines que impulsa la imposición de una fórmula respaldada desde el poder y la abundancia de recursos pero sensatamente repelida desde otros litorales; o si se logrará que fluyan los criterios mejor fundados.

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