Investigación como precedente

Investigación como precedente

Los hallazgos que tras allanar a la Cámara de Cuentas esboza el Ministerio Público, configurarían un grueso expediente de corrupción en el seno mismo del principal órgano fiscalizador y de controles sobre administración de recursos en el Estado dominicano.

Emergen acusaciones de falsificación para distorsionar resultados de auditorías, de complicidades y de una alegada asociación para actos de corrupción de las que, prudentemente, y sin juicios a priori, la sociedad debe quedar a la espera de una exposición detallada en consonancia con el envío a procesos de instrucción a partir de expedientes de mérito para seguir el curso correspondiente.

Consta que la institución, a cuyos dirigentes se cuestiona, no jugó el rol escudriñador que correspondía sobre incumbencias anteriores que han pasado a quedar envueltas en sospecha, cuando no bajo específicos cargos por alegado aprovechamiento de facultades para concertaciones que conducirían a enriquecimiento ilícitos.

Sin efectiva revisión de cuentas ordenada por la Constitución, la persecución de transgresiones quedaría tronchada; pésimamente servida.

Ante indicios de vulneraciones anteriores, y el imperativo de mantener bajo escrutinio protector permanente a los patrimonios públicos, es urgencia de este histórico momento desentrañar y judicializar casos documentalmente respaldados, respetando los debidos procesos punto por punto.

Debilidades de los municipios

La migración de habitantes de la zona rural hacia ciudades triplicó aceleradamente la demografía urbana generando suburbios sin planificación que ni eran edificados desde la abundancia de recursos de los llegados sino desde su pobreza.

Prestar servicios públicos a una expansión poblacional caótica ha estado a cargo de ayuntamientos escasos de finanzas y de eficiencia.

La cultura ciudadana de evadir arbitrios y la propensión a negar apropiadas asignaciones presupuestales a administraciones edilicias, ha tenido a los cabildos económicamente maniatados ante sus comunidades.

Es por ello que se recibe con alivio que el Ministerio de Obras Públicas haya asumido el compromiso de ocuparse de construir calles, aceras y contenes en pueblos olvidados, en episódico alivio a los pesares, a falta de una salida de carácter permanente.

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