Luego del descubrimiento de América, diversas advocaciones de la Virgen María se convirtieron en patronas espirituales de diversos países, como República Dominicana, que hoy celebra la festividad de Nuestra Señora de la Altagracia, considerada por la población como la protectora de nuestra nación.
Durante varios siglos la veneración a la Altagracia ha permanecido intacta, y es una advocación que se respeta y se venera en todo el país, como queda de manifiesto anualmente en la basílica de Higüey, que lleva su nombre, donde se congregan miles de fieles que van a su templo en peregrinación para venerarla y agradecerle favores.
Pero la Virgen de la Altagracia no se venera solo aquí, también hay en Haití miles de haitianos católicos que consideran esta advocación como su patrona espiritual y anualmente peregrinan a Higüey para participar, seguir de cerca los cultos religiosos en honor a la Virgen, además de implorar favores espirituales de salud, situaciones familiares, económicas, etcétera.
Durante siglos, miles de fieles han dado testimonio de hechos milagrosos a través de la fe a la Altagracia, a quien consideran como una gran intercesora ante su hijo Jesucristo.
La fe que los católicos dominicanos tienen hacia la Virgen María, en la advocación de la Altagracia, es profunda, de tal forma que la mayoría están completamente convencidos de que la protección que reciben es infinita.
Durante los diversos periodos de nuestra historia, como madre espiritual, todo lo relacionado a la Virgen ha provocado un interés particular en escritores que se han motivado a investigar en torno a ella, lo que ha quedado plasmado en libros de contenidos interesantes. Uno de los más completos, sino el que más, es el titulado: “Historia de la Virgen de la Altagracia” del historiador inglés John Fleury.
Durante una década, Fleury, un siervo de la comunidad de Cristo Vivo, se dedicó a realizar intensas investigaciones en torno a la Virgen de la Altagracia, y durante ese tiempo largo se desplazó al extranjero en búsqueda de informaciones y testimonios, principalmente en Sevilla (Andalucía, España) ciudad de donde, según la tradición, procede la imagen original de la Altagracia, una de la advocaciones marianas en América Latina, que comparte honores con las patronas espirituales de México, Virgen de Guadalupe; Cuba, Virgen de la Caridad del Cobre; Perú, Nuestra Señora de La Merced; San Paulo, Nuestra Señora de Aparecida; Argentina, Paraguay y Uruguay, Nuestra Señora de lujan.