Involuntariamente, atrapado y sin salida

Involuntariamente, atrapado y sin salida

La situación que describimos en esta entrega, no tiene la finalidad de responsabilizar a partidos o movimientos políticos alguno. Simplemente deseamos hacer esta denuncia con la finalidad de que los partidos políticos se aboquen lo antes posible a conocer la denominada Ley de Partidos Políticos.
En el curso de la semana pasada, debía trasladarme a la Comisión Nacional del Cacao de la cual soy miembro y doblé en la avenida Jiménez Moya en ruta hacia ese destino. Cuando iniciaba el descenso, de repente apareció un desfile caravana, acompañado igualmente de una muchedumbre a pie. Al percatarme, quise devolverme, con la mala fortuna que esa vía tiene un sentido único, por lo cual tuve que resignarme a esperar que la manifestación pasase, lo cual duró aproximadamente cuarenta y cinco minutos.
Debemos exponer que en un país medianamente democrático, hechos como este no suceden. ¿Cómo es posible que un jueves en la tarde una agrupación política decida realizar una marcha caravana, sin que las autoridades lo impidan? Se percatarán los organizadores de este abuso contra la ciudadanía el costo económico que la misma representa para la economía, no solo de los atrapados, sino del país, ya que se pierde hora/ciudadano de trabajo, el combustible y los malos ratos ocasionados por los manifestantes, que hasta le introducen banderines dentro del vehículo. Lo peor del caso es, que estos indolentes perciben esta marcha como un gran trabajo político.
Está dentro de los lineamientos de la Ley de Partidos Políticos, pero por la conveniencia que esto representa a los que “pescan en río turbio” no se ha podido ni querido conocer en nuestras cámaras legislativas. Esta ley, regula las campañas políticas, así como su duración que no debe ser mayor de noventa días y no cuatro años como sucede actualmente. En nuestro país, terminada las votaciones de mayo, inmediatamente se inician los preparativos para las candidaturas para el año 2020, con lo cual estamos todos los días en franca y animada francachela y a esto le llamamos “trabajo político”.
Los días de trabajo deberían estar prohibidos las manifestaciones públicas en avenidas y calles de cualquier ciudad. También, en las entradas de las ciudades, en los lugares estratégicos, los partidos políticos celebrar grandes concentraciones para demostrar su poder de convocación, entorpeciendo el libre tránsito, en algunas comunidades por más de cuatro horas y cuando se disuelven, los restos de platos y vasos higiénicos, así como de botellas, tanto de bebidas alcohólicas como de botellas de agua, permanecen por días en las aceras y contenes.
Los que propician este tipo de actividades políticas no se percatan que esto puede ser un bumerang que se revierte sobre las intenciones que originalmente quisieron sustentar. Estoy seguro, que los ciudadanos apartidistas a los cuales se les ha infringido un perjuicio aún sea involuntario, pensarán dos veces asistir a votar por ese candidato.
Los políticos, sean del partido que fuere, creen que son seres únicos, queridos y admirados por la gran mayoría del pueblo dominicano, sin advertir que excederse en sus acciones, les puede suceder lo que el vulgo conoce como: “de tanto apretar el tornillo, se puede correr la rosca”.
Una vez pasen las elecciones, se le debe tomar la palabra al presidente Medina, el cual afirmó que es una necesidad que se vote la Ley de Partidos Políticos para organizar el desorden que ocasiona “el libertinaje” de políticos inconsecuentes que quieren mantener los privilegios que hasta ahora han gozado. Es hora de que los ciudadanos conscientes tomemos la firme voluntad de apremiar a nuestros legisladores para que haya un ordenamiento político y no el descalabro que existe actualmente.

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