Ir al desarme de los espíritus

Ir al desarme  de los espíritus

Ningún presagio de guerra ha debido aparecer en el regreso al liderazgo colegial del doctor Waldo Ariel Suero, enhiesto por quinta vez en el cuadrilátero de las recurrentes disparidades entre médicos y autoridades. Para el enérgico dirigente de capa y espada sindicales la opción de paz, en vez de confrontación, solo depende del Gobierno como si en la realidad los pleitos entre dos no necesitaran de la buena voluntad de ambos; como si fuera posible conciliar intereses con una sola actitud positiva. Y como si en los hechos, históricamente, las únicas verdaderas bajas de las huelgas hospitalarias llevadas al extremo han sido los pacientes, víctimas de un pleito ajeno que les podría costar la vida.

Cierto es que las deficiencias del sistema, responsabilidad del Estado, crean condiciones que no pocas veces derivan en fracaso para la salud de los usuarios, pero agravar los males in situ con ausencias que pueden llegar a lo sistemático de profesionales éticamente comprometidos por juramento a servir al prójimo, no debería ser opción de ninguna manera. Las guerras, aun las más letales por incluir municiones, son escenarios usuales -aunque en ellos puedan morir- de muchos médicos del mundo, pero es porque acuden a curar heridos. Las contiendas en el campo asistencial dominicano, afectadas por la cerrazón de alguna de las partes, suelen configurar algo diferente. El ramo de olivo no debe faltar en ningún lado.

La vigilancia que ha faltado

A la buena iniciativa de activistas haitianos de observar y documentar cualquier tráfico ilegal de viajeros por la frontera debería sumarse una gestión sistemática desde aquel lado contra las irregularidades, a veces delictivas, que se traducen en un ingreso desbordante de súbditos vecinos al territorio dominicano. ¿Qué haces por ti Puerto Príncipe para que la gente de tu pueblo se someta a las regulaciones universales y de Estado a la hora de cruzar límites fronterizos? Tienen ustedes, autoridades haitianas y sectores no gubernamentales, un ejemplo a seguir en la República Dominicana. Aquí sí que hay recursos y personal militar y civil especializado ejerciendo control sobre entradas y salidas, tarea difícil y costosa que puede fallar -y falla- pero es asumida responsablemente. No lloréis si lo que les ha faltado son las diligencias para evitar el dolor.

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