IRA anuncia fin de lucha armada

IRA anuncia fin de lucha armada

Dublín (EFE).- En un gesto sin precedentes en la historia del Ulster, el Ejército Republicano Irlandés (IRA) anunció el pasado mes de julio, después de más de treinta años de violencia, el fin de su lucha armada, una medida destinada a impulsar el proceso de paz.

Cinco meses después, la autonomía de Irlanda del Norte continúa suspendida, el Gobierno británico rige sus destinos desde Londres y persiste la desconfianza entre las dos comunidades enfrentadas, la católica-nacionalista y la protestante-unionista.

No obstante, las espectativas para el próximo año son infinitamente mejores.

El Ulster despertó en 2005 con la resaca de la noticia del robo de casi 40 millones de euros cometido diez días antes en la principal sucursal del Northern Bank de Belfast, una acción atribuida aún al IRA.

Con el atraco más cuantioso en la historia del Reino Unido e Irlanda a sus espaldas, la situación del IRA y, por ende, la de su brazo político, el Sinn Fein, empeoró a raíz del asesinato del católico Robert McCartney, un camionero de 33 años sin vínculos paramilitares.

McCartney, simpatizante del Sinn Fein, fue brutalmente apuñalado supuestamente por miembros del IRA el pasado 30 de enero tras declararse una reyerta en el pub McGennis del centro de la capital norirlandesa.

En respuesta al “muro de silencio” impuesto por el IRA, las hermanas y la novia del fallecido lanzaron una campaña internacional para llevar ante la Justicia a los asesinos y continúan denunciando la intimidación a los testigos presenciales, más de 70 según la Policía.

Acorralado, el IRA trató de capear el temporal ofreciéndose a matar a los miembros de la banda relacionados con el asesinato de McCartney, una propuesta que fue rechazada de plano por la familia.

Esas acciones pusieron de manifiesto el carácter mafioso del movimiento republicano y reforzaron la opinión generalizada de que el Sinn Fein disponía aún de un ejército privado.

No obstante, también aceleraron el proceso de integración de la banda terrorista en el campo de la política diseñado por el presidente del Sinn Fein, Gerry Adams, y un reducido grupo de colaboradores a principios de la década de los ochenta.

Durante más de veinte años y procediendo con pies de plomo, Adams y los suyos han tratado de convencer al IRA de la necesidad de perseguir sus objetivos, la unificación de Irlanda, por medios exclusivamente democráticos y pacíficos.

En el camino han quedado grupos opuestos a esa atrevida y peligrosa estrategia, como el IRA de continuidad y el Auténtico, responsable éste último del atentado de Omagh de 1998, en el que murieron 29 personas, dos de ellas españolas.

Tras tocar fondo, el momento decisivo llegó el pasado seis de abril, fecha en la que Gerry Adams instó públicamente al IRA a abandonar la lucha armada y acogerse a la vía política.

Su histórico llamamiento fue respaldado por el electorado del Ulster en las elecciones al Parlamento británico del pasado mayo, que confirmaron al Sinn Fein como la principal fuerza nacionalista y segunda de la provincia, sólo por detrás del Partido Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley.

Con todas las piezas del puzzle en su lugar, la organización terrorista ordenó en julio a sus voluntarios entregar las armas y declaró así el fin de más de treinta años de conflicto en el Ulster.

A partir de entonces, la recta final de 2005 ha sido un cúmulo de buenas noticias para el movimiento republicano.

Tras la declaración de paz del IRA, la Comisión Internacional de Desarme (IIDC) confirmó la destrucción de todos sus arsenales, mientras que la Comisión Internacional de Control (IMC), que supervisa las actividades de los paramilitares, le expidió un certificado provisional de “buena conducta”.

Por si fuera poco, la Fiscalía de Irlanda del Norte retiró este diciembre los cargos presentados contra tres hombres por su supuesta vinculación a una presunta red de espionaje del IRA en la Asamblea del Ulster, acusaciones que provocaron la suspensión de la autonomía de la provincia en octubre del 2002.

Sin apenas argumentos en contra de los republicanos, Adams, Londres y Dublín confían en que 2006 sea el año en que Paisley negocie con Sinn Fein la formación de un Gobierno norirlandés de poder compartido y se ponga el punto final al proceso de pacificación.

La Historia juzgará si 2005 fue el año en que el IRA, una de las organizaciones paramilitares más temidas del mundo, dio el paso definitivo para alcanzar la paz en Irlanda del Norte. EFE 

Publicaciones Relacionadas