BAGDAD (AFP).- El viceprimer ministro y ministro de Defensa interino de Irak, Salam al Zobaie, afirmó ayer que su prioridad es restablecer primero el orden en Bagdad, mientras la violencia siguió imperando en todo el país y se cobró otras once vidas más.

“Si logramos instaurar la paz en Bagdad, el corazón de Irak, eso será un mensaje fuerte para las otras provincias del país”, declaró el ministro en una conferencia de prensa mantenida en la sede del ministerio.

Zobaie afirmó haber comenzado a aplicar un plan para establecer la seguridad en la capital, pero se negó a dar detalles.

El 11 de mayo, el consejero iraquí de Seguridad Nacional, Muaffak al Rubaie, afirmó que las autoridades estudian una nueva organización de las fuerzas de seguridad en Bagdad para colocarlas bajo un comando unificado. El miércoles, el primer ministro, Nuri al Maliki, sostuvo que las fuerzas iraquíes controlarán todo el país en un plazo de 18 meses.

Dos días antes había afirmado que a partir de junio, “las fuerzas iraquíes controlarán las provincias de Samawa y de Amara (sur)”, dos zonas chiitas menos sacudidas por la violencia.

“Las otras provincias serán transferidas poco a poco (por la Fuerza Multinacional) y antes de fines de este año, la mayoría lo será, exceptuando  Bagdad, y quizás Al Anbar”, la provincia rebelde sunita del oeste del país, agregó.

En la región de Bagdad se concentra la mayoría de los ataques contra las fuerzas de seguridad iraquíes, la Fuerza Multinacional y los civiles.

Los secuestros seguidos de ejecuciones sumarias intersectarias se han multiplicado en todo Irak después de un atentado contra el mausoleo chiita de la ciudad sunita de Samarra, a 120 km al norte de Bagdad.

“El Instituto Forense de Bagdad entregó 1.294 certificados de defunción en marzo y 1.155 en abril”, indicó el martes la ONU en su informe sobre los derechos humanos.

Los sunitas acusaron al ministerio del Interior, dirigido por un chiita, de cubrir las atrocidades de los escuadrones de la muerte que existen en sus servicios.