El senador John Kerry y el Presidente George W. Bush trataron de enfocar la atención del país en dos países totalmente diferentes la semana pasada, y ambos fueron Irak.
En el tipo de discurso vigoroso que algunos simpatizantes han estado instándole a pronunciar durante semanas, Kerry dijo el lunes que el manejo «arrogante e incompetente» que hizo el gobierno de la invasión de Irak y sus consecuencias habían «creado una crisis de proporciones históricas» que pudiera conducir a una «guerra sin fin a la vista». Reiteró la crítica en escalas de campaña durante toda la semana.
En Naciones Unidas el martes, sin embargo, Bush elogió a un Irak que «se ha unido de nuevo a la comunidad de naciones» y está en camino de ser «segura, democrática, federal y libre». Reunido con el Primer Ministro Ayad Allaei en la Casa Blanca posteriormente en la semana, Bush dijo que confiaba en que las elecciones se celebrarían según lo programado en enero pese a la continuación de la violencia, y que la visión pesimista de Kerry sobre Irak emitía una «señal confusa» que pudiera envalentonar a los terroristas.
CONOZCA AL NUEVO JEFE
Por primera vez en siete años, un nuevo director del espionaje central está asumiendo el cargo, y no demasiado pronto, dijeron senadores. El representante Porter J. Goss, republicano de Florida, obtuvo la aprobación del Senado como el décimo noveno director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por una votación de 77 a 17.
Ex agente de la CIAe y veterano presidente del comité de espionaje de la Cámara de Representantes, Goss ha dicho que las operaciones de espionaje de la agencia son disfuncionales y que le tomaría cinco años o más crear las capacidades que necesita la agencia.
Algunos demócratas en el Senado habían descrito a Goss como demasiado partidista para el puesto, pero después de las fallas conectadas con los ataques del 11 de septiembre y la información de inteligencia previa a la guerra sobre Irak, la mayoría puso de lado su escepticismo para dar la bienvenida a un rostro nuevo.
DOUGLAS JEHL; PROCESEN AL ANTIGUO JEFE
Lo que podría resultar ser el último de la ola de grandes casos de crímenes corporativos de la era de Enron alcanzó a los más altos niveles de Computer Associates, el gigante del software, la semana pasada. El miércoles, un gran jurado encausó a Sanjay Kumar, ex presidente y director ejecutivo de la compañía, bajo cargos de fraude con valores y obstrucción de la justicia. Stephen Richards, ex vicepresidente ejecutivo, también fue procesado.
Fiscales federales en Nueva York dijeron que Kumar infló las ventas y utilidades de la compañía y mintió a investigadores del gobierno. El caso probablemente no irá a juicio por un año o más.
-ALEX BERENSON: CANTANTE NON GRATA
El Departamento de Seguridad Interior desvió un vuelo de Londres a Washington a Bangor, Maine, la semana pasada para detener a un pasajero: Yusuf Islam, el ex estrella del pop alguna vez conocido como Cat Stevens (y antes de eso como Steven Demetre Georgiou). Funcionarios dijeron que las contribuciones de caridad del cantante podrían haber ido a parar a grupos terroristas y que no debería habersele permitido abordar el avión en primer lugar.
Islam, cuyos éxitos de los años 70 incluyeron «Tren de la Paz», negó haber dado dinero para el terrorismo y llamó a su detención y posterior deportación «totalmente ridículas». El secretario británico de Relaciones Exteriores, Jack Straw, estuvo de acuerdo.
La acción pareció incluso más difícil de dilucidar a la luz del hecho de que Islam vitió la Oficina de Iniciativas Comunitarias y Basadas en la Fe de la Casa Blanca a principios de este año para hablar sobre filantropía.
– JOHN SCHWARTZ: FUERA DEL RADAR DEL MUNDO, HAITI SUFRE DE NUEVO
Haití fue centro de la atención mundial hace una década, cuando Estados Unidos envió a infantes de marina para revertir un golpe de estado y restablecer a un presidente elegido democráticamente, Jean-Bertand Aristide, en el cargo. Lo fue de nuevo hace seis meses, cuando un violento levantamiento contra su régimen cada vez más autoritario expulsó a Aristide del poder.
Pero el mundo puso menos atención la semana pasada cuando Haití, aun desesperadamente pobre y aún convulsionada por la turbulencia política, fue devastado por las lluvias inmisericordiosas de la Tormenta Tropical Jeanne.
La tormenta sepultó Gonaives, la cuarta ciudad más grande de Haití, en una mortal ola de lodo, matando a por lo menos 1,100 personas, otras 1,000 estaban desaparecidas y más de 250,000 quedaron sin casa en el alud.
La misma pobreza, fragilidad y disfunción que pueden hacer a Haití exasperante y agotadora también amplifican la escala de sus desastres. El lodo se deslizó por las desnudas colinas del Valle de Artibonite, destruyó miles de hectáreas de cosechas en la región más fértil de la nación y prometiendo una desesperación más profunda en un país donde la mayoría de la gente vive con menos de un dólar diario. Los caminos inundados dificultaron la distribución de alimentos y agua pura. Funcionarios de ayuda luchaban por recuperar cuerpos inflados de las aguas contaminadas y sepultarlos en fosas comunes.
Las condiciones en Haití se han deteriorado constantemente desde que Aristide huyó a fines de febrero, pese a promesas de ayuda de Estados Unidos y la presencia de una pequeña fuerza de Naciones Unidas encabezada por Brasil que está luchando por restablecer el orden. Los rebeldes controlan gran parte del norte, cientos de personas han muerto en la lucha política, y los aliados de Aristide han amenazado con boicotear las elecciones planeadas para el año próximo. Pero toda esa mala fortuna se ha visto empequeñecida por la devastación de la tormenta.
«La situación de Haití en este momento es catastrófica», dijo Henry Carey, profesor de la Universidad Estatal de Georgia que es experto en Haití. «El estado colapsó en febrero y sigue sin ser reconstituido. Sin un estado funcional, no se pueden construir casas más fuertes, reparar la infraestructura, construir presas de control. Los huracanes y tormentas de rutina conducen a una pérdida de vidas catastrófica».