La «lucha contra el terrorismo», es decir, la lucha contra el PKK, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán, es el tema principal sobre el que debatirán el dirigente turco y sus interlocutores, entre ellos el primer ministro iraquí Mohamed Shia al-Soudani.
La sensación predominante en Ankara es que las cosas han avanzado en la «dirección correcta» desde el punto de vista turco en los últimos meses en este asunto, que ha sido durante mucho tiempo una importante fuente de tensión con las autoridades de Bagdad. Esta evolución es también en parte la razón de esta visita presidencial.
Turquía espera establecer e institucionalizar la cooperación con Irak en su lucha contra el PKK, que desde hace tiempo tiene un punto de apoyo en las montañas del norte de Irak y libra una guerra contra el Estado turco desde la década de 1980.
El mes pasado, Bagdad prohibió el PKK. Turquía lo celebra, pero espera más. Su objetivo declarado es la creación de un centro operativo conjunto para dirigir sus operaciones militares contra el grupo armado kurdo en territorio iraquí.
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Esto no significa que el ejército iraquí participaría en las operaciones turcas, sino que habría algún tipo de coordinación e intercambio de inteligencia entre ambos Estados. Se trataría de un avance significativo dadas las tensiones que la presencia de unas cuarenta bases militares turcas en el norte de Irak ha creado en las relaciones bilaterales, ya que Bagdad lleva mucho tiempo denunciando la existencia de estas bases y las ofensivas turcas como una violación de su soberanía. Los medios de comunicación turcos afirman que la visita del Presidente Erdogan debería permitir dar los últimos pasos antes de la creación de este centro.
La cooperación energética, una cuestión clave
El Presidente turco también ha venido a hablar de la cooperación energética, en particular del petróleo. Se trata de un tema importante y delicado en las relaciones turco-iraquíes. Su visita se produce poco más de un año después del cierre del oleoducto Irak-Turquía, que llegó a suministrar alrededor del 0,5% del petróleo mundial. Turquía interrumpió el flujo después de que un laudo arbitral declarara que había incumplido los términos de un tratado al facilitar las exportaciones de petróleo desde la región autónoma del Kurdistán sin el consentimiento del gobierno de Bagdad. El tribunal condenó a Turquía a pagar a Bagdad 1.500 millones de dólares por daños y perjuicios.
Turquía rechaza esta decisión, alegando que se trata de un asunto interno iraquí en el que no quiere interferir, entre el gobierno central y la región del Kurdistán. Sin embargo, es poco probable que se produzcan novedades durante la visita de Recep Tayyip Erdogan.
Por otra parte, podría haber avances en la cuestión del reparto de los recursos hídricos, otro asunto que desde hace tiempo alimenta las tensiones entre los dos países vecinos. Bagdad lleva años pidiendo a Ankara que libere mayores cantidades de agua en el Tigris y el Éufrates, dos ríos que nacen en Turquía antes de fluir por territorio iraquí. Irak sufre sequía y se queja de las presas construidas aguas arriba en Turquía, que reducen el caudal de los ríos al entrar en el país. Turquía podría hacer un gesto durante esta visita, al menos eso es lo que ha insinuado Erdogan.
Su visita también debería brindar la oportunidad de discutir el ambicioso proyecto iraquí de construir un enlace por carretera y ferrocarril entre las costas iraquíes del Golfo Pérsico y Turquía, y más allá hasta Europa. Esta «Ruta del Desarrollo» se encuentra aún en una fase embrionaria, pero el proyecto es de gran interés para Ankara. Sin embargo, requiere una financiación colosal, estimada en más de 17.000 millones de dólares por el gobierno iraquí.